12 imágenes de 2020, el año que cambió nuestras vidas

Tras varios días de especulaciones y con ya más de 120 fallecidos por la covid-19, el 13 de marzo de 2020 todos contemplamos asombrados cómo el presidente del Gobierno decretaba el estado de alarma en todo el país para los siguientes 15 días, una herramienta que ningún otro Ejecutivo había tenido que utilizar desde la crisis de los controladores aéreos en 2010. Lo hizo debido a "la emergencia sanitaria y social generada por el coronavirus" y tras una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros. Comenzaba entonces el confinamiento, las restricciones de movilidad, el uso de mascarillas... en definitiva, una nueva forma de vida para todos que se extiende hasta hoy en día. 

El estricto confinamiento en el que vivimos durante las primeras semanas del estado de alarma nos dejó imágenes históricas, como la de la Gran Vía vacía a plena luz del día. Y es que solo estaba permitido salir para trabajar en los casos que el teletrabajo no fuera posible, y hacer la compra, con todas las medidas de higiene posible (guantes por aquel entonces y mascarilla). Durante 15 días se llega a paralizar toda actividad no esencial (del 30 de marzo al 9 abril), aunque poco a poco y gracias al descenso de la presión en las UCI de los hospitales estas medidas se fueron relajando. El 27 abril, los menores de 12 pueden volver a salir a la calle a jugar o pasear, y dos días después se anuncia un plan de desescalada por fases para salir de forma paulatina del confinamiento. 

Durante el confinamiento, los balcones, terrazas y ventanas de los hogares se convirtieron en la única manera de comunicarnos con los demás. Cada tarde a las 20 h, un aplauso al unísono resonaba por todos los rincones del país en reconocimiento al tremendo esfuerzo de nuestros sanitarios por frenar la pandemia. A medida que la desescalada iba avanzando (el 1 de mayo se cierra el hospital de campaña de Ifema, desde el día 2 se puede salir a practicar deporte, etc.), los aplausos fueron desapareciendo, pero el recuerdo de esa sensación de comunidad quedará para siempre. 

El 1 de junio es el primer día en el que no se contabiliza ningún fallecido por covid-19 desde que empezó la pandemia. Así, poco a poco, la vida parece ir volviendo a lo que conocíamos antes, aunque con restricciones según las diferentes fases de la desescalada. El día 6 reabren (con entrada gratuita durante unos días) los principales museos de la ciudad, el Thyssen-Bornemisza, el Reina Sofía y el Prado, este último con una reorganización de toda su colección permanente en la magnífica exposición 'Reencuentro'.

Aunque ya se había convertido en un accesorio imprescindible más a la hora de salir de casa, el 30 de julio Madrid impone el uso obligatorio de mascarillas tanto en espacios públicos como cerrados para mayores de seis años, poniendo fin así a la confusión de meses anteriores. Con media ciudad preparándose para ir de vacaciones, la que se queda aquí sigue adaptándose a las restricciones de aforo en piscinas municipales y escapadas a la sierra madrileña. 

Sin viajes al extranjero y con la mascarilla a todos lados, las vacaciones, aunque deseadas, son muy diferentes a las de años anteriores. Mientras disfrutamos del sol y la playa, los contagios siguen sumando y el 14 de este mes se decreta el cierre del ocio nocturno en toda España y se prohíbe fumar en la calle si no se puede mantener la distancia de seguridad. Además, continúan produciéndose confinamientos parciales de ciudades y pueblos donde la incidencia del virus ha aumentado.

Con la llegada de septiembre, regresa también la vuelta al cole, este año con más incertidumbre y confusión que nunca. Se plantea un inicio de clases escalonado según las diferentes etapas educativas, diferentes horarios de entrada para evitar aglomeraciones en los accesos, toma de temperatura al entrar, uso obligatorio de mascarilla para mayores de seis años... aún así, la vuelta al cole se retrasará y las clases semipresenciales serán una constante durante el curso escolar. 

La segunda ola de la pandemia es ya una realidad en toda España. En Madrid, desde hace dos semanas están prohibidas las reuniones de más de seis personas no convivientes y las restricciones de movilidad afectan ya a más de una treintena de zonas básicas de salud. Tras un inverosímil tira y afloja entre las autoridades de la Comunidad de Madrid y el Gobierno central, este último decide decretar el estado de alarma en toda la región el 9 de marzo, horas antes del puente del Pilar, para "proteger la salud pública" y evitar los desplazamientos por el día festivo. 

La gran promesa de la presidenta Isabel Díaz Ayuso durante la pandemia se convierte en realidad, y el hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal abre sus puertas en Valdebebas, aunque el retraso en la obras lleva a su inauguración el día 1 de diciembre. Construido en apenas cien días, cuenta con mil camas y 48 UCI, y desde su apertura no ha estado exento de polémicas, desde la presunta derivación de pacientes más graves a otros hospitales como el sobrecoste de las obras o la contratación de personal. 

Las navidades llegan en medio del caos por las medidas restrictivas aplicadas por cada comunidad, el número de personas que se pueden reunir para cenar juntos en Nochebuena o pasar la Nochevieja y si se puede visitar o no a familiares (¿y allegados?) de otras regiones. Pero la gran noticia del mes, incluso del año, es la llegada de las primeras vacunas a España. Concretamente, el 27 de este mes empieza el inicio del fin de la pandemia. 

Quién nos iba a decir a los madrileños que íbamos a poder esquiar por la Gran Vía, hacer muñecos de nieve en la Puerta de Alcalá o ver pasar a nuestro lado un trineo tirado por perros como si estuviéramos en Alaska. La ciudad se convirtió durante unos días en un parque temático por culpa de la borrasca Filomena, provocando una nevada histórica entre el 8 y el 10 de enero que recordaremos para siempre los que la vivimos. Eso sí, sus consecuencias se prolongaron durante semanas después: árboles caídos, calles cortadas, parques cerrados, carreteras heladas... 

Además de sanitaria, la crisis de la covid-19 ha sido también económica. Debido a los cierres y restricciones de los últimos meses, muchos locales de la ciudad han tenido que bajar la persiana para no volver a levantarla nunca. Desde restaurantes exestrella Michelin hasta destacados teatros, la pandemia se ha llevado por delante iconos de la ciudad que ya no podremos recuperar. El más reciente, el flamante tablao flamenco Villa Rosa.