Cada uno tiene su favorita entre las freidurías de viejo cuño cercanas a la Plaza Mayor. Pared alicatada, luz cegadora, espejos coloreados de raciones, camareros cantando el pedido y montañas de calamares ya rebozados aguardando el aceite hirviendo. Aquí, a pesar de que una larguísima barra metálica que atraviesa el espacio (dos entradas), lo complicado es hacerse un hueco. No importa el día, el público siempre será de lo más heterogéneo. Un espléndido lugar para empacharse de tradición madrileña.
Si preguntas a cualquier persona qué hacer si visitas Madrid, probablemente te dirá que ver la Puerta del Sol, visitar el Museo del Prado… y comer un bocadillo de calamares. Mejor dicho, un ‘bocata’. Nacido en los alrededores de la Plaza Mayor, lugar que aún hoy conserva algunos de los mejores bares para probarlo, se trata del aperitivo, merienda, desayuno y comida perfecta, siempre acompañado de una caña fría bien tirada y con un chorrito de limón o mahonesa, al gusto de cada uno. Sin embargo, en los últimos años el bocata de calamares no ha escapado a la ola de renovación gastronómica en la que vive Madrid, y cada vez más restaurantes sirven este plato reinventado, con los calamares en tempura, con el pan teñido de negro o incluso ‘deconstruido’. Repasamos algunos de nuestros lugares favoritos de la ciudad para disfrutar de este bocadillo ‘made in Madrid’.
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