En Lhardy (Carrera de San Jerónimo, 8), una casa ahora en manos de Pescaderías Coruñesas (dueños de grandes paradas como Desde 1911 o Filandón) sirve un bocatín (así lo llaman) de calamares de primer nivel. Y no tenéis que subir al restaurante de alta cocina (con decenas de espejos y miles de historias) para probarlo. Está a pie de calle, en la tienda. A mano. En una carta donde brillan sus croquetas de cocido, su famoso consomé o su barqueta de ensaladilla. Su versión, elaborada a partir de calamar (y no otra cosa), se acompaña con una mayonesa de su propia tinta y se presenta con un esponjoso "pan bombón", una pieza que lleva la firma del actual repostero de la casa, Ricardo Vélez, conocido en Madrid como el maestro del chocolate.