Víctor Quintillà y Mar Gómez iniciaron hace en el 2001 este proyecto basado en la cocina creativa- ya muy generalizada en aquel momento -utilizando productos de proximidad, frescos y ecológicos -algo mucho menos 'trendy' que ahora-. Lo constatamos en el pescado, los huevos u otros productos recuperados como las patacas. También en una carta de vinos donde se cuida el producto nacional de tendencia bio. Hoy son toda una institución Michelin en el área metropolitana de Barcelona, y quizás el restaurante de alta gastronomía de precio más popular de Cataluña, sin que por ello desmerezca una experiencia gastronómica exquisita.
Están adheridos a Slow Food, y esto significa una filosofía que busca la sostenibilidad total, el compromiso con el producto de proximidad y el convencimiento de que la alta gastronomía es cara, claro, pero no debería ser un lujo inalcanzable para la mayoría de la población. Regalaros su excelente menú degustación con platos como un Marmitako de bonito o pularda de Cal Nadal asada en cocotte y brioche de sus interiores.