Es uno de los cinco países más pequeños de Europa (¡su capital es la más pequeña de toda la Unión Europea!), pero en sus poco más de 300 kilómetros cuadrados esconde más de 7.000 años de historia. Muchos lo conocen por ser un destino imprescindible para aprender inglés, pero sería una pena reducir Malta solo a eso. Porque antes de ser colonia británica (se independizó de la Corona en los años 60 del siglo XX), fue la casa de fenicios, romanos, otomanos y hasta árabes. Quizá por eso a nadie le sorprende que Malta sea una fiesta, y no solo en términos históricos y culturales. Además, sus suaves temperaturas durante todo el año (siempre parece verano) la convierten en un destino imprescindible en cualquier momento. Aquí van algunas pistas para pasar un fin de semana en la isla o, al menos, 24 horas en plan escapada 'city break'.