Los mejores platos y bebidas que tienes que pedir en la Barceloneta

¿En Les Corts? El Camp nou. ¿En el Raval? El Liceu. ¿En la Barceloneta? La Cova Fumada: la reina de las tapas marineras, el sitio donde comeréis una bomba insuperable, la mejor de la ciudad (¡y por 2 euros!). Dicen que la bomba se inventó en esta casa: se les debería hacer un monumento.

Una mediana que se convierte en un concierto improvisado de rumba, en una bomba, en langostinos, en boquerones con aceitunas, en nuevos amigos y en la alegría de vivir de la Barceloneta. El Mejor bar del mundo. 

Barceloneta versus Cerdeña. En Can Sardi triunfan los calamares con brócoli, el bonito con corteza de 'pane carasau' y la especialidad: las sardinas. Las hacen a la brasa, en escabeche y, si tenéis suerte, quizá las encontráis ahumadas con burrata.

No hace falta esperar a que sea jueves para el arroz en el menú. Los amigos de Can Ros –la máxima expresión de taberna marinera convertida en restaurante– os esperan cada día con una maravilla arrocera en el menú, en su grado justo de cocción: el chef Jordi Ballester és un crack, y el pescado es fresco del día de la lonja. Un ejemplo: por 18 euros, te zampas una crema de calabaza con huevo a baja temperatura y chistorra, y un arroz con pies de ministro y champiñones. Torrija top y porroncito de vino. Saldrás cantando 'La Traviata' que ni Bárcenas (el padre). 

Can Maño es una foto de la Barceloneta de hace 25 años. Las modas no han tocado sus pizarras vintage. Calamares a
la romana perfectos, sardinas catedralicias, pescado frito top y unos platos combinados a prueba de apocalipsis. Ahora mismo solo sirven comidas en dos turnos.

Café de calidad, pasteles, zumos y bocadillos sanos e imaginativos... En La Roseta encontraréis un islote para el desayuno. La decoración de madera y el cariño con que preparan las cosas seducen. Si estáis en rehabilitación de azúcar, no leáis esto: ¡tienen un bikini de Nutella!

¡Tapas, tapas y más tapas! La lista de clásicos aquí es interminable. Desde la ensaladilla, con pimiento asado, una de las más top de Barcelona, ​​hasta las raciones que no fallan nunca en un lugar así: albóndigas, bombas, bravas, pescadito frito, croquetas (uno de los recomendados!) ... Y tantas y tantas otras tapas que hacen de este bar un templo de la tapa popular tanto para vecinos del barrio como para turistas que quedan maravillados solo de poner un pie.

Ellos se lo guisan y se lo beben. En Black Lab fabrican su propia cerveza. Y tienen de todo tipo: para no iniciados y para valientes. Imprescindible acompañarla con alguna de sus perlas culinarias, como bun, tacos y hamburguesas. Ahora mismo abren de miércoles a domingo a mediodía y hacen servicio a domicilio. 

¿La mejor caña de Barcelona? La tiran con magia negra. Por la barra de El Vaso de Oro también corren tapas de una calidad suprema. Cualquier pescado o marisco que pase por la plancha debería ser deglutido, pero si no queréis perder la cabeza, al solomillo con foie gras (poco más de 22 euros) le tendréis que rezar como si fuera un dios primigenio.

Ubicado en un edificio histórico, Can Ramonet hace unos arroces marineros espectaculares. El caldoso con bogavante, por ejemplo. Pero hay uno que siempre me visita en sueños: el arroz meloso de rabo de buey con salsa verde y mejillones a la marinera. 17 euros convertidos en felicidad.

Barraca = botón del pantalón desabrochado. En este restaurante a pie de playa hacen unos arroces colosales, de purito y siesta de seis horas. El arroz a banda con pulpo y alioli no tiene rival. Chupito y chapuzón en pelotas no incluidos en el menú.

Antes suministraba electricidad al barrio. Ahora ofrece otro tipo de energía: buen vermut casero, tapas míticas y ambiente asegurado. La ensaladilla es seguramente lo más popular, hecha básicamente de patata, cangrejo y huevo, pero nos vienen a la cabeza una lista de comida que también tenéis que probar: tortilla de patatas, croquetas, queso manchego, embutidos curados…

Bocadillos argentinos de calidad que son devorados como si fueran golosinas: de ternera, de pollo, choripán... Hacen las mejores hamburguesas del barrio: 200 gramos de vacuno, pan artesanal, patatas fritas espectaculares y precios de risa.

Terraza del Filferro. Primer vermut. El sistema circulatorio de la Barceloneta hierve. Que venga la burrata, con un poco de pan. Es la mejor burrata de la Barceloneta, dicen los expertos, aunque no os importaría ponerle los cuernos con la berenjena a la parmesana. Malotes. Chequead los horarios antes de ir: en estos momentos abren de viernes a domingo. 

Las chicas de La Carioca se han especializado en tapiocas, y son del todo fiables y caseras: empezaron a cocinar masa de yuca por el mundo con un 'food truck'. Os recomiendo la Brasil: un potente bocado de ternera deshilachada con plátano macho y tomate en rodajas. Aquí encontraréis una versión sana y exportable del picoteo brasileño, y también platos más potentes y menos 'street food', como 'picanha' con 'farofinha', la barbacoa brasileña: entrecot con yuca frita y tostada. 

El trabajo bien hecho a veces tiene recompensa: los chicos del N.A.P. (Neapolitan Authentic Pizza) cogieron en 2013 la pizza napolitana de alta calidad y la llevaron a un establecimiento de espíritu joven, ticket 'low-cost'. Hoy tienen una sucursal en la Barceloneta –más cómoda, se puede hacer reserva y cenar en grupo– que mantiene los precios y la calidad: ninguna pizza pasa de los diez euros. Sólo cruzan la línea para las especiales de la semana. Se lo valen siempre: la de bresaola, limón rallado, rúcula y parmesano es una de ellas.

Famoso por su selección de ostras, vieiras, almejas gallegas, caracoles y casi cualquier otro molusco recién salido de las redes. A pesar de que en el menú se lee todo lo que se puede esperar de un restaurante de mariscos de la Barceloneta, la calidad es un corte por encima de la norma. Y se nota en platos de nueva incorporación, como unas excelentes y ligeras patas de calamares a la andaluza con mayonesa de lima. Sí, en todos los sitios hacen algo similar, pero en pocos sale tan bueno como aquí.