Los sitios de Barcelona donde triunfa el color

El Park Güell es uno de los espacios verdes más emblemáticos de la ciudad de Barcelona. En él, Gaudí quería emular las ciudades jardín inglesas y se obsesionó en conseguir una perfecta integración de sus obras en la naturaleza. Un pulmón verde ideal para el paseo y donde encontramos color a raudales. En la lagartija más fotografiada del mundo, en el techo de la Sala de las Cien Columnas, en la casa del guarda, a las decenas de variedades florales que lo llenan y, sobre todo, en el banco en forma de serpiente recubierto de 'trencadís' que rodea la plaza de la Naturaleza.

Lo que hace especial a este parque de Pedralbes es su rosaleda con 11.000 ejemplares de 245 variedades y que es todo un espectáculo cuando florecen. La historia del lugar se relaciona con las rosas ya desde principios de siglo XX y es el origen del Concurso Internacional de Rosas Nuevas de Barcelona, que se celebra cada primavera.

Uno de los auditorios más espectaculares del mundo: una extraordinaria explosión de arquitectura modernista construida en 1908 por Lluís Domènech i Montaner, y considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Vale la pena fijarse en todos los detalles que lo conforman, desde los bustos de los compositores Palestrina, Bach, Beethoven y Wagner de las fachadas hasta las rosas de cerámica del Foyer y la sala de conciertos, vigilada por las musas y con un tragaluz central que representa el sol y que recorre todas las tonalidades, de las más cálidas del centro, a las más frías.

Construido en 1846, el Mercado de Santa Caterina es el segundo mercado más antiguo de la ciudad. El proyecto de reforma fue obra del equipo de arquitectos de Enric Miralles y Benedetta Tagliabue, y su elemento más característico es una preciosa cubierta de mosaico de cerámica, de reminiscencias gaudinianas, hecho con 325.000 piezas que quieren ser un homenaje al color de los puestos de frutas y verduras del interior del mercado. ¡Una fiesta del color dentro y fuera del mercado municipal!

Por fuera no lo parece, pero la nave central de la Basílica de la Sagrada Familia, abierta desde 2010, es un juego constante de la luz y el color. Es un maravilloso bosque de columnas al estilo de las grandes catedrales góticas, con una nave central atravesada por un transepto y con los vitrales de colores de Joan Vila-Grau siguiendo la máxima de Gaudí, que quería que el templo fuera un estallido de luz.

Las columnas simulan troncos y ramas y los arcos dejan pasar la luz como lo hace a través de las copas de los árboles. Gaudí eligió la técnica del vidrio emplomado y se han utilizado hasta 16 tipos de cristales diferentes. Y, al contrario de lo que ocurre en las catedrales góticas, el arquitecto decidió poner los cristales más claros en lo alto para que la luz entre e ilumine los mosaicos de las vueltas, y los textos y las figuras en la zona baja para que los visitantes pudieran verlos mejor.

Para ver esta maravilla cromática en su punto álgido es cuando se acerca el solsticio de invierno, cuando los rayos entran casi horizontales y reflejan los colores cálidos en la nave. Pero cualquier día del año este lugar os dejará boquiabiertos.

Museo y arte urbano, a priori, son dos conceptos antagónicos, ya que el arte urbano está pensado para estar en la urbe y no para ser encorsetado dentro de los parámetros de una institución museística. Pero el Bostik Murals -el primer museo de arte urbano de Barcelona- rompe estos esquemas. Detrás del proyecto están Difusor y Xavier Ballaz, también responsable del festival Open Walls Barcelona y que lo ha pensado como un lugar de creación y de reflexión en torno al arte urbano. En los muros de la Nau Bostik encontraréis obras de artistas locales y de medio mundo, como Miquel Wert, Marina Capdevila, Nicolás Romero, Btoy y Miquel Falgàs.

La Casa Batlló es una de las transformaciones arquitectónicas más extremas que hicieron Gaudí y su colaborador, Josep Maria Jujol, para el magnate textil Josep Batlló entre 1902 y 1906. Gaudí transformó un edificio cualquiera en una de sus creaciones más impresionantes y admiradas. Si nos centramos en la parte cromática, que es lo que nos ocupa, destaca tanto dentro del edificio –con la cerámica de tonalidades azules que forra la escalera, solo 'rota' por la madera de las puertas de las viviendas– como fuera. La fachada es un arco iris agitado hecho con 'trencadís'; las ventanas de la planta noble también tienen detalles de color y la azotea es como la panza de un dragón, con escamas tornasoladas.

El de Mossèn Cinto Verdaguer es, con diferencia, uno de los jardines más bonitos de Barcelona. La combinación de las diversas floraciones y los cambios estacionales de las hojas de los árboles confieren a este espacio dedicado a las plantas bulbosas, rizomatosas y acuáticas un excepcional cromatismo. Cada estación tiene su encanto y su color, y la serenidad y el diseño paisajístico del lugar ya valen por sí solos una visita. En primavera, los tulipanes de colores vuelven a florecer después de descansar todo el invierno y también es con la llegada del calor cuando salen los nenúfares en los diferentes estanques que hay por los jardines.

Las heladerías –si no tienen las variedades metidas dentro de urnas o cajas como si fueran el Santo Grial– suelen mostrar a sus clientes una deliciosa paleta de colores. Es lo que ocurre en Mannà Gelats, heladería artesana especializada en helados de frutas tropicales. Con sabores tan tentadores como el maracuyá, moras, chirimoya, pistacho, ricotta con higos y aguacate, plátano y naranja ¡os imagináis qué fiesta de colores os meteréis en la boca!

Ya pueden decir de Pantone, que los de Montana no se quedan cortos inventando colores. Tanto en la tienda de la calle Comerç como la de Gàacia, os recibe una inmensa pared llena de sprays –unas 300 referencias– que proveen a grafiteros y cada vez más diseñadores, decoradores y aficionados.

La Fundació tiene la colección pública más completa de obra de Joan Miró, integrada por pinturas, esculturas, cerámicas, textiles, grabados y dibujos del artista de todas las épocas. Y si hay algo que destaca en las obras de Miró es el color. El edificio de la Fundació es una obra de arte en sí mismo. José Luis Sert, arquitecto cofundador del GATCPAC y gran amigo de Miró, diseñó este gran museo en el parque de Montjuïc. Accesible, luminoso y con esculturas alucinantes.

Locales y visitantes, todos hemos visto alguna vez el espectáculo de luz, música, agua y color de la Fuente Mágica de Montjuïc. Una proeza de la ingeniería, obra de Carles Buigas para la Exposición Universal de 1929 y en la que ideó un nuevo tipo de fuente manantial donde el elemento artístico son las formas cambiantes del agua. Con los 3.600 tubos y las 4.500 bombillas se hacen verdaderas coreografías sorprendentes.

Jean Nouvel se inspiró en el legado arquitectónico de Gaudí y de las montañas de Montserrat para crear esta impresionante construcción de 142 metros de altura que cambió el skyline de Barcelona. Además de ser un edificio eficiente energéticamente, su forma y los efectos lumínicos cambiantes son su principal atractivo.

¿Sabíais que los tejidos africanos wax nacieron de los bátiks indonesios vía los colonizadores holandeses? Nosotros lo ignorábamos hasta que nos lo explicó Marie, la propietaria de la tienda Incorpore Colors, el templo de las telas wax en Barcelona desde hace más de 25 años. Visitadla y descubrid este mundo tan interesante de estampados y historia.

Hace unos pocos años que la ciudad recuperó un lugar maravilloso, la Casa Vicens, el primer gran encargo que recibió Gaudí, apenas recién salido de la facultad. Esta era la casa de veraneo de Manuel Vicens, miembro de la burguesía catalana, y su familia. Una casa innovadora, preludio del modernismo, que se restauró para mostrarla al público casi como Gaudí la diseñó, en 1883, y tras musealizarla. Los elementos florales y de la naturaleza, que son el abecé de Gaudí en todas sus obras, son fundamentales en la Casa Vicens, donde destacan los frescos pintados a mano, la cerámica de mil colores e inspiración árabe y oriental. Os querréis quedar a vivir.

Seguramente es la escultura más colorida que tenemos en Barcelona. 'Dona i ocell' –la última obra pública de Joan Miró– se levanta 22 metros sobre el estanque del parque dedicado al artista. Se hizo a principios de los años 80 y está revestida de cerámica de color azul, rojo, verde y amarillo, imitando el 'trencadís', hecha por el ceramista Joan Gardy.

El rojo de El avión –réplica del primer avión que hizo el trayecto Barcelona-Madrid–; el amarillo y rojo de la Atalaya –del 1921, todavía es una atracción única en el mundo–; el arco iris de los cestos de la noria; el techo bicolor del magnífico carrusel; los coches de choque multicolores... Si en un parque de atracciones no encontramos color, brillo y alegría, es que no es un parque de atracciones. Y, como veis, en el Tibidabo van sobrados de todo esto. Si hace tiempo que no vais, preparad una visita en cuento vuelvan a abrir.

Queridas por muchos y odiadas por otros. Las supermanzanas, la nueva forma de organización del espacio público de Barcelona, ha cambiado la fisonomía de muchos barrios. Su función es la pacificación de ciertas áreas, dar espacio de disfrute a los vecinos y reducir el ruido y la contaminación. El Ayuntamiento ha delimitado estas zonas específicas con elementos de hormigón, bancos, mesas y sillas de madera, pero también pintando el suelo con colores vivos y llamativos, fáciles de reconocer, que también invitan al juego, como las pistas para correr y la rayuela de la ronda de Sant Antoni.

Es uno de los ejemplos más emblemáticos y representativos del arte gótico catalán y una de las basílicas más especiales de la ciudad. Santa María del Mar está llena de obras de arte que hacen aún más rica la visita, como el órgano de la segunda mitad del siglo XVIII, las pinturas restauradas de las tribunas y los vitrales y el rosetón principal, que también tienen un gran valor histórico.

Casi todos los vitrales de Santa María del Mar se quemaron durante la Guerra Civil, pero el del Juicio Final (1474) o el del Pentecostés y la Santa Cena (1711) han sobrevivido. El rosetón principal, dedicado a la Coronación de María tuvo que ser reconstruido después de que un terremoto destruyera el original, de 1428.

En Papabubble han convertido la golosina por excelencia en un juego creativo sin parangón. Sus caramelos artesanales fabricados a la vista de todos no tienen rival. La tienda ya pide a gritos una visita por la experiencia sensorial –colores, sabores, olores, texturas, formas...– pero no podréis salir sin caer en la tentación. ¡Incluso los hacen a medida!

Donde el Paseo de Gràcia y la Diagonal se encuentran, junto a los Jardinets de Gràcia, abrió al público Casa Seat, un gran y despampanante edificio nacido de la unión entre el arquitecto Carlos Ferrater y el diseñador Lázaro Rosa Violan donde no paran de pasar cosas: conciertos, exposiciones, presentaciones, talleres... El eje vertebrador del edificio son las escaleras mecánicas futuristas, con neones de colores que no podréis dejar de fotografiar.

Dicen que los besos queman calorías, estimulan los músculos de la cara y mejoran el sistema inmunológico. ¡Besémonos! Y hagámoslo delante del fotomosaico de Joan Fontcuberta donde, con 4.000 fotos cedidas por ciudadanos mostrando momentos de libertad, ha recreado un beso gigante. La gran expresión del amor y la sexualidad. Un gran mural en tonalidades rosas, rojas y amarillas que ya se ha convertido en un punto de visita obligada de la ciudad.

Raima es la papelería más grande de Europa y presume de tener en su tienda del barrio gótico más de 3.000 tipos de papeles de todo el mundo. Texturas, gramajes, acabados, tamaños, colores, estampados... ¡Parece mentira que el mundo del papel dé para tanto! Un paraíso para los profesionales y para los aficionados a las bellas artes.

La sede de RNE en el 22@ es un cuadrado multicolor diseñado por el estudio de arquitectos Ravetllat Ribas. Un edificio con luz natural en todas las estancias y construido con sistemas de ahorro de consumo de energía primaria que reducen en un 50% las emisiones de CO₂. Por fuera, una gama de colores que se va degradando le otorgan una gran personalidad.

En esto de las telas, la tienda Ribes i Casals es una eminencia. Con más de 70 años de experiencia, venden decenas de miles de tejidos de todo tipo. Entrad en la tienda y, tras una primera sensación abrumadora, removed en su calidoscopio de estampados y seguro que encontráis el diseño que mejor os va.