[title]
Son la chispa que lo enciende todo. Una buena ingesta de ostras puede salvar matrimonios. Esta delicia ya no es una vianda reservada a cuatro pijos; ahora, todos podemos comer piezas de mucha calidad y a precios muy razonables. Aquí tenéis mi guía personal; las 5 (+1) ostras que más caliente me ponen de Barcelona. En sentido figurado…, y en sentido literal también. Brrr.
Ostra con manzana y pepino
Jöel's Oyster Bar (Plaza Sant Josep, 13 / Boqueria)
Si Jerome te da una ostra natural, no le digas que no. Si le caes bien te la regalará y te dirá que la mastiques bien masticada, que así es como se comen estas joyas. En Jöel's Oyster Bar, ubicado en un lateral de La Boquería, hacen magia con este molusco bivalvo. Y no se nutren de cualquier cosa: las ostras que utilizan tienen el sello de calidad del maestro francés Jöel Dupuch. La reina, sin duda es la ostra con ponzu y huevas de trucha, pero tienen una, ideal para el verano, que os dejará tontos perdidos: la ostra con manzana y pepino. Ni un Trident Polar Extreme factor 3 millones superaría tanta frescura.
Ostra con salsa ponzu
Majide (Talleres, 48)
En este pequeño secreto japonés hacen una de las mejores ostras con ponzu de Barcelona, con permiso de Jöel’s Oyster Bar. Es una de las estrellas de la carta, si eliminas de la ecuación los nigiris cósmicos que facturan detrás de la barra. Las piezas son grandes, carnosas, de una calidad excepcional. Regadas con el ponzu de la casa, adquieren un punto de sabor tan extremo que acabas levitando como monje tibetano en éxtasis. Equilibrio perfecto entre textura, sabor y el peso de la salsa.
Ostra a la brasa con panceta y crema de pistacho
Suculent (Rambla del Raval, 43)
Mi restaurante favorito del momento y mi ostra favorita del siglo. El Suculent ha convertido la aburrida oferta gastronómica de la Rambla del Raval en una de las fiestas gastronómicas más brutales de Ciutat Vella. Cada vez que voy, salgo arrastrando la mandíbula y no me permito pagar la cuenta hasta que no me ha llegado una de las ostras de la casa. Esto es arte: hablo de una ostra tibia con un sabor demencial a brasa, una lámina de tocino de máxima calidad y una salsa verdosa de pistacho por la que podría asesinar a alguien. El material del que están hechos los putos sueños.
Ostra con aguachile verde
Oaxaca (Pla de Palau, 16)
Esta ostra haría bailar Dembow a Benedicto XVI. Las perlas de Oaxaca llegan en una bandeja de piedras, como si fueran una estrella fugaz de frescura. La salsa aguachile verde está maravillosamente equilibrada con el gusto de la ostra, y deja un rastro picante, vigorizante, casi sexual, en la punta de la lengua. Uno de los afrodisíacos más efectivos y deliciosos de Barcelona. Os garantizo que funciona. Muy bien.
Ostra con ponzu y huevas de salmón
Tickets (Paralelo, 164)
Al Tickets hay que ir y punto. Deberás luchar por una reserva con un cuchillo entre los dientes, de acuerdo, pero si consigues una mesa, accederás a un mundo de fantasía culinaria que te dejará más petrificado que el alien que cuelga del techo del local. Si vas, te ordeno que no dejes pasar las ostras. Me dicen que todas las variedades que preparan podrían figurar en este destacado, pero servidor se decidió por una obra de arte con salsa ponzu y huevas de salmón; una perla orgiástica de la que todavía tengo reverberaciones en las papilas gustativas. Obra maestra absoluta.
BONUS TRACK
Tartar de ostra y vieira
Topik (Valencia, 199) Hace tiempo que no voy, pero la última vez que acudí, el Topik me recibió con una colección de ostras de autor de ataque de ansiedad. Nada me hace pensar que hayan cambiado esta veneración por el molusco más sexy del mundo. Aquí no hay una ostra por encima de las otras, son todas alucinantes. Lo más recomendable es que dejes que los expertos te aconsejen. De todos modos, si todavía tienen en la carta el tartar de ostras y vieira (con wasabi, guacamole y algas, si mal no recuerdo) tírate a él de cabeza. Es un invento cósmico.