A principios del siglo XX, el pintor Wassily Kandinsky hizo sonar los colores. En la década de los 50, el compositor John Cage propuso una partitura para interpretar el silencio. Ahora, y en esta misma línea de explorar la relación entre el sonido y el arte, el MACBA expone la obra de Christian Marclay (1955), que, sin querer ser una retrospectiva, reúne parte de su trabajo más destacado sobre las múltiples maneras en que el sonido puede manifestarse visualmente.
Elocuentemente silencioso, el montaje se inicia con la ruidosa instalación 'Video quartet', una potente composición audiovisual en cuatro pantallas realizada a partir de fragmentos de películas que forman un hipnotizante cuarteto musical. El autor de 'The clock' se enfrenta a la representación del sonido desde diferentes flancos. La imposibilidad de describir la música con palabras aparece en 'Mixed reviews': un collage con trozos de reseñas y críticas musicales convertido en una larga frase que acompaña, negro sobre blanco, todo el recorrido.
La obra de Marclay ha ido conformando a partir de la apropiación, el ensamblaje, la performance y la improvisación. La instalación interactiva 'Chalkboard' es un buen ejemplo de su práctica. Formada por una gran pizarra llena de pentagramas vacíos, invita al visitante a escribir, garabatear y dibujar para construir una partitura colectiva que se interpretará con una serie de conciertos a lo largo de la muestra.
El artista también ha indagado en torno a la aproximación textual a los sonidos. En este sentido, sobresale 'Zoom zoom', una proyección de diapositivas que, a modo de partituras gráficas, recoge el uso de onomatopeyas en publicidad y diseño gráfico. La instalación inmersiva 'Surround sounds', una vibrante videoanimació muda con fragmentos de cómics, culmina esta investigación. Se trata de ver e imaginar el sonido, más que de escucharlo.