En una esquina desértica de Meridiana con el Clot, Ricardo García y su pareja, Rika Nakahori, hacen el milagro de servir un menú diario, gourmet y creativo, de cinco platos (dos aperitivos, entrando, principal, postre y una bebida) a 17,50 euros. Todo hecho desde cero: desde el pan y los cruasanes de desayuno (¡que amasan a las tres de la mañana!) hasta la mantequilla con cilantro que acompaña al pan. Ver a García –un chef vagabundo que ha pasado por Michelins de París, Londres, Barcelona o Dinamarca– trabajar en su primer negocio propio es un espectáculo: él frente a la 'mise en place', controlándolo todo con una eficiencia metódica de tiralíneas.
Un menú tipo: puré de tomate con chile, morcilla de Burgos y ensalada de colinabo, y boquerones con hinojo y ensalada de remolacha. Xiitake con mayonesa en el carbón y pecorino. Y un final de traca con una pechuga de pollo a la Royal y puré de coliflor, hecho a baja temperatura, rematado en brasa sobre un fondo de la misma ave, con una sublime interacción entre el puré y el pollo, y melocotón con tomillo y 'crumble' de avellana de postre.