"Tomarme un negroni de grifo en vasito de caña y acompañado de una gilda me suena a planazo", apunta Eme Otero, uno de los cuatro socios/amigos que en verano inauguraron esta coctelería en Malasaña, hermana desenfadada de La Tuerta, su nave nodriza, base de operaciones y línea más vanguardista. Aquí también encontraréis esos vasos ilustrados a mano por diferentes artistas, pero esta vez son el continente para un puñado de highballs apuntados con número e ingredientes, a modo de platos combinados, en una pizarra.
Malasaña es posiblemente el barrio de Madrid con más bares por kilómetro cuadrado. Y cada uno tiene su público, desde los nuevos hipsters que se han mudado a la zona hasta los ancianos que llevan toda la vida viviendo en el barrio. Abiertos a cualquier hora del día, dog-friendly, con enchufes para los portátiles, con mobiliario vintage... es difícil no encontrar un bar en el que sentirse a gusto.