Tiendas de Barcelona de toda la vida

En la tienda Alonso, Hugo Peralta –hijo de la propietaria, Victoria Alonso– explica que los abanicos con más ropa en las varillas generan más viento y son ligeros. Los de señor no llegan al palmo, con poca madera para disminuir el ruido. Los de plástico o de papel, están vetados. Una clienta indecisa encuentra "demasiada" variedad de abanicos. Es la gracia del establecimiento modernista abierto a principios del siglo XX y que los abuelos del Hugo, fabricantes de guantes, convirtieron en lo que es ahora. 

En la mitología griega hay un castigo recurrente que obliga al enemigo a medir grandes distancias con hilos que sirven para salir de los laberintos. En la vida real, pocas cosas hay tan útiles, lúdicas y, muchas veces imprescindibles, como las cuerdas. Hilados Donado es una tienda de la Barceloneta, un paraíso de hilos, cuerdas y redes casi centenario. El espacio no es demasiado diferente de cuando Jesús Donado, de Valdepeñas, la montó pensando en una clientela naval y de pescadores de oficio.

San José es un patrón transversal, protector de los trabajadores en un sentido amplio. Fundada en 1919 por Luis y Margarita Casals, la Estamperia de San José tenía una imprenta en la trastienda donde hacían las estampas. Pero el concilio Vaticano II, en los años 60, minimizó las manifestaciones del santoral. La Estamperia de San José se diversificó: iconos, retablos y trípticos en madera policromada; objetos de orfebrería y vestuario religioso, pintura y escultura. También se especializa en figuras de pesebre e imágenes de santos, una especie de recambio de las estampas.

Muy conocido por tradición en el campo de la construcción, este negocio centenario también sirve a los profesionales que trabajan a pequeña escala. Taladros robustos, pinturas, cemento, cola, selladores de silicona, ladrillos y todo tipo de herramientas están al alcance de quienes practiquen el bricolaje avanzado o las pequeñas reparaciones. Pero Viuda Vila es una firma que se mueve a escala industrial con clientes en el sector de la construcción y de las grandes infraestructuras, como el AVE o los equipamientos para los Juegos Olímpicos del 92.

El establecimiento lleva el nombre de 'librería' pero el propietario dice que es 'papelero', o sea, aquel que hace o vende papel. Y la tienda Selvaggio es un 99% papel (antiguo) en forma de postales, dibujos, libros, cromos, fotografías, acciones, recortables, mapas, revistas, periódicos, grabados o barajas. Los juegos de cartas, precisamente, tienen mucho que ver con la tradición familiar, pero el señor Fernando Selvaggio es un hombre que habla poco, y no explica nada de sus antepasados, los Selvaggio.

La de Toni Lama es una auténtica tienda de barrio con escaparate apretado e interior sin reformar al servicio del oficio: afilar y vender herramientas de corte. El apellido de Toni designa -en castellano- una lámina de acero, pero no cree en las coincidencias apellido / oficio. Ha cogido el testigo del bisabuelo Joaquín, el afilador de cuchillos que emigró desde Galicia, en el siglo XX, a Cuba. Con filosofía de cuarta generación, Toni asume la otra especialidad de los ascendientes: reparación de paraguas. 

Con el nombre de una casa solariega de la Segarra, can Perris, ha cogido el relevo de un establecimiento que abrió en el Born recién acabada la Guerra. Casa Perris vende, sobre todo, frutos secos, cereales y legumbres. Una de las especialidades son las harinas para hacerse el pan en casa, una parte de las cuales son de cultivo ecológico, de productores de todo el país. Harinas que llegan cada semana recién molidas. Los tostados y los fritos de las frutas secas son elaboración de la casa. Casa Perris ha roto con las limitaciones del kilo de frutas secas o tres kilos de legumbres que exigía el anterior negocio. Del antiguo establecimiento han conservado la forma de presentar el producto: en sacos. 

Firma de referencia que suministra artículos de oficina a empresas y papelería de proximidad. En el mismo local y con trabajadores de toda la vida (30-35 años en la empresa), la Papereria Segarra tiene un perfil de establecimiento que parece extinguido en la ciudad. La tercera generación continúa con el empuje del abuelo Emili pero compaginando el escaparate y el mostrador clásicos con la venta online. Cientos de referencias de su catálogo en internet ponen al alcance de empresas y negocios todo tipo de material, no solo de papelería.

Desde que en 1928 aterrizaron en la antigua Ca l'Abella, que ya llevaba el nombre actual desde 1895, tres generaciones de Roig se han ganado merecidamente el honor de hacer los caramelos artesanos más antiguos del país y también son muy famosas sus pastes de té y los bombones. El escaparate te hace salivar constantemente. 

Desde que la bisutería no es (solo) imitación, no es justo llamarla su quincalla. La revolución de la joyería contemporánea, con nuevos materiales y diseños, impulsa la bisutería 'de creación' donde manda la calidad, y Fills M. Sala hace bandera de ello. Cristina de la Riva prioriza los materiales buenos y de proximidad en el negocio que lleva junto a su padre, Josep. Fills M. Sala ya vendía al por menor, a finales del siglo XIX, géneros como granitos de vidrio, lentejuelas o pasamanería.

La mezcla de clásico y moderno define Casa Gallofré, que sirve el género de punto en ropa interior siguiendo la evolución del mercado. Especializado en fibras naturales (básicamente lana y algodón), el establecimiento ha visto como desaparecen gran parte de los productos 'históricos'. Rosa M. Gallofré es la tercera generación de una tienda con clientela fiel, y algunos son descendientes de la clientela de Miquel y Josep Gallofré, que abrieron la tienda en 1914.

La historia de la casa de velas arranca a finales del siglo XIX, de la mano de Francesca Abella, quien monta un obrador de velas en la plaza del Padró. Desde entonces, cinco generaciones han mantenido la llama encendida, apostando por nuevas formas, colores, perfumes y usos. Modernidad y tradición se dan la mano en la singular tienda del Raval.

'Capdevila, joyeros y plateros' añade el lema 'en la ciudad de Barcelona'. Este apellido es el origen (y el futuro) de la firma. Y el de una ciudad deseada, una Barcelona más auténtica. Como las joyas del establecimiento fundado en 1905. Más de un siglo después, en estas piezas se encuentra la huella de cuatro generaciones. 

El cliente que entra en Laudo’s tiene la sensación de pasar por un arco triunfal con una galería de trofeos, por una parte, y el espejo que los multiplica, por la otra. Trabajan para clubes deportivos, federaciones, administraciones, empresas y, puntualmente, para particulares. Su especialidad son los trofeos, las medallas, las placas y las copas de materiales diversos. Laudo’s realiza el diseño y el grabado con láser, mientras que la fabricación se hace fuera.

El escaparate de Papirum es como un gabinete de curiosidades. Vitrina abigarrada, con desorden planificado, cuarto de maravillas para los amantes del papel y la escritura. Un establecimiento arraigado al pasado glorioso de Barcelona, ​​ciudad de libreros e impresores. El rótulo de la Antigua Casa Rubió (fachada Dagueria) liga Papirum a un impresor y librero de comienzo del siglo XIX, Josep Rubió i Lluch, origen de una estirpe de intelectuales y profesionales del libro y la edición. Maria Dolors Crespo y su hijo Flavio, continuador del negocio, viven el espíritu de un oficio que ama el papel.

En la calle Ferran, 35 años, que se dice pronto. Josep Morales –y antes su padre y sus hermanos– ha ido resistiendo las amenazas que asolan los comercios emblemáticos con la mejor arma, los libros. Libros de arte, fotografía, arquitectura, diseño, narrativa, psicología, y arquetipos, los temas que más les gustan (en la familia son ingenieros, arquitectos, diseñadores gráficos y siempre han dibujado). 

New-phono abrió en 1906, fundada por José Massó Armadans, y hasta 2018 la regentaron sus biznietos, José y Elena Massó del Amor. La suerte es que New-Phono ha reabierto de la mano de Ticó Música, empresa histórica en la distribución de accesorios e instrumentos, para volver a ser ese punto de referencia, en el Gòtic, donde músicos aficionados o profesionales pueden comprar unas cuerdas de guitarra, una cejilla, un atril o un metrónomo.