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24 cosas que no deberían cambiar en Barcelona con la nueva normalidad

Una selección de cosas que han cambiado durante la crisis y que, la verdad, no están nada mal

Escrito por
Marc Andreu
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La ansiada desescalada ya ha empezado y poco a poco la ciudad irá volviendo a su particular normalidad. Señal de esto son la reapertura de las playas para hacer deporte o el poder salir a pasear dentro de las franjas horarias. Aunque los cambios más evidentes no los veremos hasta en la fase 1 y 2, Barcelona sigue en la 0, por ahora podemos seguir disfrutando de los placeres de una ciudad en punto muerto. Sí, disfrutar, porqué en estos dos meses de pausa forzada de la actividad frenética, hemos descubierto cosas, lugares, momentos, olores... que nos gustaría que se mantuviesen cuando ya no haya contagios. 

Hemos seleccionado 24 descubrimientos inesperados, pequeños regalos de la pausa que, sabiéndolo o no, ya estaban allí, pero que solo pedían algo más de atención: 

1. El silencio. Ya fuera al bajar la basura, sacar al perro (si vives con uno) o simplemente asomarnos a la ventana, el silencio ha sido la tónica general durante el confinamiento. Y nos encanta. Porque el silencio es calidad de vida. Y no nos vendría mal intentar que reinara un poco más a partir de ahora. La ruidosa Barcelona se ha puesto en 'mute' temporal y, sin saber por qué, la ves y la percibes mejor. 

2. El aire limpio. Los índices de contaminación de la ciudad han caído a niveles nunca vistos, se calcula que se están recogiendo los más bajos de los últimos 20 años. La caída de emisiones de NO2 es de más del 60% si lo comparamos con el mismo mes del año pasado, cosa que quiere decir más salud y menos ruido. 

3. La ausencia de tráfico. Apenas han circulado vehículos privados por las calles, avenidas y carreteras de acceso a la capital, lo que está directamente relacionado con los dos puntos anteriores. Además el ayuntamiento ha peatonalizado un total de 44 calles para poder respetar mejor la distancia de seguridad entre la gente. Y para qué negarlo: se agradece que las calles estén un poco más libres de coches y que se puedan pasar casi todos los semáforos en rojo.

Barcelona no pasa a la fase 1
Barcelona no pasa a la fase 1FOTO: Marc Lozano

4. El sonido de los pájaros. Estaban ahí, pero no los percibíamos. Además, la desescalada ha coincidido con el estallido de la primavera y la llegada en masa de especies como mirlos y golondrinas. Estas últimas ofrecen sus mejores conciertos a partir de las 7 de la tarde y es un verdadero placer para los oídos. 

 

5. Pasar más tiempo con la familia. Sí: los más pequeños han sufrido por no poder salir a la calle. Pero al mismo tiempo han podido pasar más tiempo que nunca con sus padres y madres. Ideas para hacer entre las cuatro parades de casa con los más pequeños no les han faltado.

6. Cocinar más (y mejor). Quien más quien menos ha hecho sus pinitos en la cocina durante esta estapa. Es el momento de dar un paso más y descubrir nuevos sabores y recetas con los que sorprender a quienes no han disfrutado de tus progresos en los fogones.  

7. El teletrabajo. Muchos empresarios se han dado cuenta de que es perfectamente viable que sus empleados trabajen desde casa. ¿Por qué no implementarlo una vez volvamos a la nueva normalidad? Con el teletrabajo ahorramos en desplazamientos y en atascos, y ganamos tiempo y calidad de vida. 

8. El contacto con los vecinos. A muchos ni les conocíamos más allá del portal o el ascensor. Y, sin embargo, ahí estaban. Durante esta crisis hemos estado más cerca que nunca de ellos, aunque suene paradójico, y son muchos los vecinos que se han animado a hacer conciertos e incluso a celebrar Sant Jordi. ¿Qué tal si lo mantenemos así?

9. No hay turistas. Seguramente sea de las cosas más inéditas que podamos vivir durante este tiempo de reclusión. Aprovechemos el momento para redescubrir la ciudad sin necesidad que un grupo de 'guiris' nos atropelle o que las colas de cualquier museo o monumento sean más eternas que una reunión de trabajo por Skype. Ah ¿y qué me decís de la posible desaparición, por un verano en la vida, de la sangría mala y las Paellador de las cartas de los restaurantes de playa? ¡A los de aquí no nos la cuelan!

10. Las vídeollamadas con los amigos y familiares. Tomarse un aperitivo de manera virtual ha sido durante estas últimas semanas un deporte nacional. Y aunque nada sustituye al placer de hacerlo en una buena terraza o un restaurante, no estaría de más que siguiéramos haciéndolo, al menos con aquellos amigos o familiares a los que no vemos tan a menudo o viven lejos.

11. El ejercicio en casa. Los vídeos con rutinas de ejercicio han multiplicado sus visitas. Es obvio que siempre es mejor sentir el aire en la cara mientras corres, pedaleas o practicas tu deporte favorito, pero no estaría de más mantener las buenas costumbres y alternar ese deporte al aire libre con una buena sesión en casa. 

12. Los aplausos a los sanitarios. Igual no es necesario que, cuando todo esto pase, sigamos aplaudiendo cada día a las 20 al ritmo de 'Resistiré' o hagamos acciones emocionantes como la de los vecinos del Hospital de Barcelona. Pero sí que sigamos poniendo en valor el trabajo de los profesionales sanitarios, auténticos héroes y heroínas de esta crisis. 

13. Streaming por las venas. Conciertos, teatro, libros, comida, museos, cine... la cultura se ha concentrado en las pantallas a través de plataformas y redes sociales a coste cero. En estos más de 50 días de reclusión Instagram con sus 'lives' y Youtube se han transformado en el mejor aliado para reconectar con la cultura. En un general no es lo mismo pero ganamos en interacción con los artistas y, sobre todo, es gratis. ¡Pero no eterno, que también tienen que comer!

14. Barcelona salvaje. Todos los parques de la ciudad cerraron sus accesos el pasado 15 de marzo y, desde entonces, no se los ha pisado para el cuidado habitual de la vegetación. Además ha coincidido con la explosión primaveral dando como resultado unos parques, que ahora que ya han abierto la gran mayoría, son un espectáculo de la naturaleza donde reina el desorden y el volumen. 

15. Pequeños placeres. Una de las lecciones más importantes que no está enseñado el confinamiento es valorar aquellos pequeños placeres que se pueden hacer dentro de casa. El arte de conformarse, el arte de apreciar cuando se pierde. El sol que toca en el balcón, las cañas por videoconferencia o una paella de domingo como algo extraordinario. 

16. Descuidarnos un poco. No hablamos de no pasar por la ducha y oler mal, sino del inenarrable placer de no tener que cumplir con algunas normas que, reconozcámoslo, son impuestas por la sociedad. Nos gusta estar despeinados, en pijama, sin sujetador y sin preocuparnos del qué dirán. 

17. La higiene. No: esto no se contradice con el punto anterior. A pesar de haber descuidado un poco nuestro aspecto, nos estamos lavando las manos más que nunca. Y eso es bueno. ¿Qué tal si lo mantenemos para evitar futuros virus? 

18. No hacer lo que no nos apetece. Hay que reconocer que a veces vamos a sitios por pura inercia. A partir de ahora, bastará un solo argumento para hacer otro plan o simplemente quedarse en casa: "hay demasiada gente". 

19. Los gimnasios cerrados. El destino nos ha tenido que sorprender con una pandemia para encontrar, por fin, una excusa creíble para no ir al gimnasio. Ahora, simplemente, es que no podemos y, de paso, te puedes ahorrar la cuota que pagas por no ir nunca.

20. Distancia física. Larga vida al espacio personal por persona, siempre que se pueda. Ya sabemos que no es posible en las horas puntas del transporte público pero en otros contextos no necesitamos saber que no te pones desodorante.

21. Cancelaciones de comidas de amigos y familiares. Saboread cada cumpleaños de un amigo que no te cae bien, la comida de la tía abuela o el encuentro de ex compañeros de trabajo que se cancelan. La vida no nos volverá a regalar la excusa (si todo va bien) de "ups, no puedo, es que es ilegal ir a tu fiesta", así que aprovecha bien todo el tiempo que perderías en una celebración que no te apetece ir.

22. Sacar el polvo a los juegos de mesa. Más de uno nos hemos acordado del 'Monopoly' o del 'Trivial' en estos días de sofá, cama y vuelta otra vez a la cama. Benditos tableros, fichas y billetes falsos entre tantas pantallas.

23. Los terrados. Este espacio con vistas, buen clima, gigante y gratis. Parece la oferta de una terraza de un hotel pero hablamos de una mucho más barata y al alcance de todos. Estos días nos han salvado de la presión del techo y nos han descubierto una parte de la mayoría de edificios de esta ciudad muy desaprovechada.

24. Santa paciencia. Posiblemente sea a la santa que más le hemos rezado durante este tiempo de confinamiento. En algunos casos ha podido hacer verdaderos milagros y en otros se ha despistado pero todos, en algún momento, nos hemos encomendado a ella. Sin movernos de casa, vivas solo o acompañado, la paciencia ha sido una aliada imprescindible para levantar los ánimos y salir adelante. Bendita sea y, sobre todo, paciencia que queda poco.

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