En Lhardy (Carrera de San Jerónimo, 8), una casa ahora en manos de Pescaderías Coruñesas (dueños de grandes paradas como Desde 1911 o Filandón) sirve un bocatín (así lo llaman) de calamares de primer nivel. Y no tenéis que subir al restaurante de alta cocina (con decenas de espejos y miles de historias) para probarlo. Está a pie de calle, en la tienda. A mano. En una carta donde brillan sus croquetas de cocido, su famoso consomé o su barqueta de ensaladilla. Su versión, elaborada a partir de calamar (y no otra cosa), se acompaña con una mayonesa de su propia tinta y se presenta con un esponjoso "pan bombón", una pieza que lleva la firma del actual repostero de la casa, Ricardo Vélez, conocido en Madrid como el maestro del chocolate.
Si preguntas a cualquier persona qué hacer si visitas Madrid, probablemente te dirá que ver la Puerta del Sol, la renovada Plaza de España, visitar el Museo del Prado… y, antes o después, comer un bocadillo de calamares. Mejor dicho, un "bocata". Su origen es difuso pero en los años sesenta hubo un boom en los alrededores de la Plaza Mayor, lugar que aún hoy conserva algunos de los mejores bares para probarlo, se trata del aperitivo, merienda, desayuno y comida perfecta, siempre acompañado de una caña bien tirada y con un chorrito de limón o mahonesa, al gusto de cada uno pero... ¿dónde comer los mejores bocatas de calamares? Aquí te dejamos varias pistas donde además de los más económicos y populares sumamos nuevas versiones. Por cierto, si eres muy de bocadillos, sea uno de pastrami o un katsu sando japonés, puedes probar con nuestra selección de los mejores bocadillos de Madrid.
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