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Bares del Born y Sant Pere

Una selección de los mejores bares del barrio

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¿Crees que falta algún bar importante del Born y Sant Pere? Dínoslo en los comentarios de abajo.

  • 5 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 1 de 4

Ahora le llamamos bar a cualquier cosa. Un bar es una cueva impregnada de energías, una madriguera donde sentirse cobijado, una gruta llena de caras conocidas y vasos vacíos. Un bar es un estado de ánimo, demonios, y de estos no hay muchos en Barcelona. Id a la calle Princesa cuando sea noche cerrada, entrad en Cal Brut, respirad profundamente y miraos en el espejo pasada media hora: lo que tenéis en la cara se llama sonrisa de felicidad... Esto es un bar.Cal Brut envuelve al cliente con una triple capa de grasa, pósters, objetos polvorientos y botellas, creando una atmósfera recargada y calorífica que contribuye a generar lo que en tierras catalanas se conoce como 'caliu'. El hilo musical de música jamaicano se funde con las conversaciones de los acólitos -una familia exenta de turistas y bien avenida- y genera un zumbido hipnótico que, combinado con las generosas cañas, sumerge al visitante en un líquido amniótico del que no querrá salir ni con fórceps.Es un rectángulo deliciosamente claustrofóbico donde encontraréis tablas de surf en el techo, caballos de juguete, grafitis de Banksy, fotos de la Velvet y Marley, papeles con frases lapidarias colgados por todas partes...En Cal Brut las cervezas son el producto estrella -artesanales y de importación-, y también hacen un vermut excelente, pero la auténtica ambrosía es la pomada, aprobada por las altas instancias de la Taja Menorquina y alimentada con Gin Xoriguer. Con esto, a Cal Brut ya le basta para ser un lugar de culto; u

  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 1 de 4

Capacidad máxima para 20 personas. Una barra. Unos cuantos taburetes. Un puñado de mesitas. Y tira millas. En el Pony, no encontraréis mobiliario de Neukölln. Cero concesiones al diseño escandinavo. No, aquí no hacen cursillos de sushi, ni están obsesionados con la cerveza artesana. El Pony es un bar de toda la vida y punto. Y en estos tiempos en los que todo el mundo busca nuevas sensaciones, que te vendan un perro viejo con un collar nuevo, una bofetada de realidad como ésta se agradece. No me extraña que los modernos más a la contra la hayan convertido en la nueva iglesia nocturna de Sant Pere, Santa Caterina y la Ribera. El Pony es sencillo, pero rezuma personalidad en cubos. La barra es vieja, está deliciosamente castigada, es un parche de historia viva y por su lomo deslizan cubatas y gin-tonics bien preparados durante toda la noche. Por cierto, no os paséis de listos con la bebida, aquí van los básicos, no se complican la vida. Seguimos. El bar se adentra en el hormigón describiendo un pasillo donde flotan las conversaciones, las risas, los brindis. Las paredes están rebozadas con un papel retro que no desentonaría en el boudoir de Núria Feliu. El color rojizo y los dibujos de cómic de algunas áreas ayudan a acentuar el espíritu canalla del local, que acoge la clientela en un amnios de calma, buen rollo y música. Música de la buena.Todas las veces que he ido me he encontrado con una selección exquisita de pop-rock independiente. Supongo que debe ser una de las razones

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Bormuth
  • 3 de 5 estrellas
  • Bares y pubs
  • Bares de tapas
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 2 de 4

El Bormuth forma parte de esta transformación que está teniendo el Born, un barrio de moda entre barceloneses y foráneos. Hay días en que el barrio queda sepultado por los cruceristas que emanan del Allure of the Seas de turno. El peligro de un lugar como el Bormuth es que caiga en la rutina y que las tapas que sirve acaben perdiendo frescura. Es más fácil morir de éxito que mantenerse en la excelencia. El Bormuth no pretende ser una Bodega 1900, pero sí un buen lugar para tapear, y esto, de momento, lo sigue manteniendo a pesar de un pan con tomate que no pasaría el corte ni en un concurso celebrado en Rivas-Vaciamadrid.A parte de por el vermut, ​​felicito al Bormuth por la forma en que tiran la cerveza. La base para tirar una buena caña es no ahorrar la cerveza que se pierde y esto no siempre está bien visto por los dueños de los locales. Las patatas bravas son buenas, un homenaje a las del Bar Tomás. Y el cazón en adobo es espléndido, aunque no llega a lo que yo suelo tomar en el Restaurante Triana de la calle Narváez de Madrid. Los huevos estrellados, de chistorra, de jamón o de butifarra negra, también ayudan a hacer la noche más amena. La ensaladilla rusa y las croquetas, melosas y con un rebozado crujiente, tampoco pueden faltar. Todo este conjunto de raciones maridan perfectamente con las conversaciones y las ganas de divertirse en una sala destinada a cenas en grupo.El día que fuimos había muchos extranjeros. Y no hablo de turistas, porque nosotros también podemos se

Bar Pasajes
  • Música
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera

Inaudito: un bar cuyo exotismo radica en estar ubicado en una antigua portería del barrio de Santa Caterina. Tiran bien la caña y también disponen de una buena cantidad de tapas caseras, además de una cuidada lista de vinos.

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  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Vegetariana
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 1 de 4

Este pequeño bar-restaurante vegano tiene espíritu punk: las paredes parecen portadas de Black Flag protagonizadas por gatos. Y cervecero: disponen de nueve buenas cervezas artesanas catalanas y también en botella la muy punk y escocesa cerveza Brew Dog. Encontraréis un menú de mediodía donde no falta nunca una hamburguesa vegetariana (se podría decir que es la mejor de la ciudad en este estilo) y platos sencillos pero que siempre apetecen. Sirven comida y cerveza todo el día.

  • Música
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera

¿Discoteca rock en Barcelona? Un nombre: Magic Club. Es el antro al que acude la fauna roquera de la ciudad en masa, cuando notan que se les caen encima las paredes de la modernidad impuesta, las decepciones vitales o sencillamente tienen ganas de emborracharse escuchando a los Dictators y bailando. Desde su apertura, en el 1976, el Magic ha visto de todo: onda laietana, contracultura, punk, new wave. Desde mediados de los noventa hasta la última década vivió una segunda juventud como sala de conciertos. Johnny Thunders, Hellacopters, lo mejor del rock de alta energía mundial quemó su minúsculo escenario. Ahora, por imposición municipal, sólo funciona como discoteca y asiste impasible al aparente declive del rock'n'roll. Es un minúsculo universo donde los fines de semana podemos vivir en la oscuridad perpetua hasta las 6 de la mañana. Y sus dos pistas de baile agitan tatuajes, jóvenes con ganas de fiesta abominadores del tecno y mujeres peligrosas: vale todo, menos fumar en la pista de baile.

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Collage
  • 5 de 5 estrellas
  • Bares y pubs
  • Coctelerías
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera

Para los que somos del morro clásico, lo más fácil es reivindicar bares antiguos ante la proliferación de espacios modernos. Sin embargo, algunas veces los gruñones nos encontramos con lugares como el Collage, pequeños tesoros que nos obligan a tragarnos las invectivas de bebedor rancio y a aceptar una cura de humildad coctelera. Lo que hace diferente a este rincón megacool de Ciutat Vella es que no se encuentra nada cómodo con la definición tradicional de bar. Se le queda pequeña. Es un bar, pero pretende convertirse en una especie de oasis artístico/etílico donde arte y cóctel se confunden en danza seductora: una celebración de la creatividad al servicio del hígado. Compro. En el Collage, los cócteles de autor son pura imaginación artística. Las pociones de la casa -también tienen los clásicos- responden a las pulsiones creativas de unos bartenders que saben de qué va. Tienen experimentos memorables, como el Cazador de Mosquitos, con Tanqueray, shakerato con cidronela, lichi y crema de mora, o el Spring Perfume, con fresa, Smirnoff, albahaca, jugo de limón y arándanos. Y la decoración está a la altura de las circunstancias. Barra de baldosa antigua en la entrada, y en el piso superior, la joya de la corona: un lounge con muebles vintage, piano decimonónico y sofás de piel, un atractivo espacio decorado con exquisitez y sabor donde suelen hacer exposiciones pictóricas de bolsillo. Por cierto, si tenéis hambre, facturan aperitivos y tapas muy competitivas. Ya se sabe, los mod

Disset 17 Graus
  • Restaurantes
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera

Los gin-tonics están buenísimos y un whisky escocés también es una fantástica opción, pero no siempre tenemos ganas de enviar esta cantidad de alcohol al estómago. Preferimos una copa de vino, como las que nos bebemos en casa, después de compartir una comida con amigos o como las de antes de una buena cena. El Disset 17 graus, en La Ribera, es un bar rústico y elegante donde predomina la madera, para sentarse durante horas y arreglar el mundo. Al lado del paseo del Born, el Disset se convierte, sin quererlo, en un local para turistas, pero también un lugar para los de casa que ha nacido para mostrar la cultura del vino. La carta de vinos presenta más 60 referencias de vino del país y de países como Francia, Italia, Alemania o Portugal. Es en lo que en Europa se conoce como winebar. En cambio aquí, uno de los países productores más importantes de vino del mundo, todavía se considera exótico. A parte de la generosa lista de vinos y variedades, en abril el Disset dedica los miércoles al vino catalán para que los clientes puedan conocer las 11 DO del país sin complejos y desde un punto didáctico, que tanto se echa de menos. La propuesta está pensada para quienes les gusta beber vino y disfrutar pero sin convertirnos en catedráticos. Las neveras llenas de botellas están por todas partes. Blancos, rosados, negros y espumosos, podemos probar casi todas las variedades. Y es uno de los pocos lugares de Barcelona, donde, aunque parezca extraño, podemos probar copas de champán, tamb

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Bar del Pla
  • Restaurantes
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 2 de 4

Se luce. Es de esos sitios en los que, cuando entras, el hambre corre, se te adelanta y te encuentra un asiento donde querías comer. Con una barra de mármol rellena de cosas buenas, es una invitación a la abundancia. Elaboran tapas y raciones clásicas y factura impecable. Es de justicia probar las croquetas de calamar con tinta, el canelón de la casa y el crujiente de rabo de toro con foie. Vinos catalanes y de fuera, pero con el añadido de encontrar botellas que no ofrecen en todos sitios.  

Bar Papitu
  • Restaurantes
  • El Raval

En medio del jardín de hojas de col que dejan los puestos de payeses de la Boquería, está el Papitu, un bar para tomar un aperitivo entre gritos, carros de fruta y alboroto. Su terraza ocupa prácticamente toda la plaza y la barra resume a la mínima expresión el encanto del Papitu: un pequeño quiosco en el que tiran bien las cañas y sirven buenas croquetas y calamares. Mientras me tomo un vaso de vermut acompañado de un plato de anchoas, me distraigo pensando cómo puede ser que de un trozo de barra que no llega al metro salgan estas maravillas. Neorrealismo barcelonés con boquerón de guiri.

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