Los mejores restaurantes de Barcelona para ir con niños y niñas

En 2011 Kenzo Koketzu abrió un pequeño local de comida japonesa para llevar en Sitges, el Yatai. La cosa funcionó y cuatro años después abrió un restaurante en el Eixample Izquierdo. El nombre de su negocio ya os da una pista de qué tipo de gastronomía nipona ofrece. En Japón, un 'yatai' es una pequeña parada de comida móvil que normalmente vende ramen u otros platos calientes. Nada de sofisticaciones ni filigranas 'michelinianas', la carta de Kenzo va de comidas cotidianas y terrenales a precios muy razonables; 'donburi' (cuenco de arroz con guarnición), 'kare raisu' (cuenco de arroz con curry, patata y zanahoria), 'kaisendon' (cuenco de arroz con sashimi) y 'okonomiyaki' y 'yakisoba'. Para los más pequeños, dos menús infantiles imbatibles; el 'karaage' (plato combinado con arroz blanco, pollo karaage, gamba rebozada, patatas y ensalada) y el 'korokke' (plato combinado con arroz blanco, croqueta japonesa de patata, gamba rebozada, patatas y ensalada). Los sirve en platos de Doraemon y la presentación de la comida siempre es divertida. ¡Ah! El menú infantil también incluye un pequeño regalo sorpresa. Sólo disponible de lunes, miércoles, jueves y viernes laborables al mediodía.

No todo el mundo lo sabe, pero la vertiente noroeste de la montaña de Montjuïc recibe el nombre de La Foixarda y fue hasta mediados del siglo XIX una cantera explotada por una familia barcelonesa de moleros. Ha llovido bastante desde entonces y ahora la zona es conocida por el Jardín Botánico de la ciudad, las pistas de tenis, el centro de escalada, el campo de rugby y la escuela de hípica. Justo al lado de esta última hay un restaurante rústico, sin pretensiones, con una terraza junto a los caballos (ideal para ir en grupos grandes o niños), que antes se llamaba La Foixarda y desde que lo gestiona El Petit Montjuïc ha pasado a llamarse Petit Hípica. En temporada, hacen menús calçotada (35 €) con opciones de segundos con surtidos de carnes o una tagine de verduras.

El Video Instan Café Cinema es un videoclub de 400 metros cuadrados, que recoge 44.000 referencias, entre filmes descatalogados y novedades. También tiene una sala de cine con 32 butacas que puede alquilarse para proyecciones privadas (entre 50 y 220 euros según el número de personas). Para rematarlo, hay un bar-cafetería donde se sirven desayunos, tapas, tostadas, bocadillos, brunch, pasteles caseros, vermuts y birras. Si los pequeños de casa son cinéfilos, ahora ya sabrá dónde llevarlos.

Barcelona dispone de un restaurante con escape room. Se trata de Enigmatium Barcelona, ​​con sedes en Valencia y Madrid. Os preguntaréis cómo funciona una cena 'escapista'. Es muy sencillo; cuando hagáis la reserva (mínimo ocho personas), recibiréis un mail encriptado tres días antes de la comida. Descifrarlo, la primera prueba, os confirmará la dirección del 'escape room'. Una vez lleguéis al restaurante, y antes de acceder a él, un actor os explicará una historia enigmática en la que se basará la escapada. Durante la comida, mediante dinámicas de grupo dramatizadas, os plantearán preguntas que, una vez respondidas, serán intercambiables por pistas durante la prueba. Después de la comida, se cierra la salida del local y comienza la aventura. La experiencia –que puede ser para comer o cenar– dura tres horas: dos en la mesa y una escapada una. El precio es de 50€ por adultos y 30€ por niños (a partir de 9 años). Se os informará del menú al hacer la reserva.

¿Conocéis los 'cat cafés' de Japón? Pues en Gràcia hay uno. Gatuario es una cafetería y centro de adopción; si entráis, pasearéis entre animales que esperan caricias y familias con ganas de que se los lleven a casa, mientras os tomáis un té tranquilamente. Los dueños organizan actividades de todo tipo (charlas, cursillos, talleres, clases de yoga con felinos, etc.) y estarán a vuestro lado para ayudaros a ganaros la confianza de los gatos y a leer sus señales. Así que, si vuestros hijos son más de Hello Kitty, Gardfield, Félix y Tom que de Jerry, ¡este es su lugar! Importante: es necesario reservar a través de su web antes de ir.

El Nua Smart Restaurant es el primer 'smart restaurante' de Europa. ¿Y que hace 'smart' en un 'smart restaurante'? Pues que todas las interacciones del comensal con el restaurante se rigen a través de la utilización de ordenadores integrados en las mesas, pantallas táctiles mediante las cuales podemos consultar la carta y el menú, realizar y modificar pedidos y pagar. También se puede jugar a varios juegos analógicos pasados ​​a digital mientras esperas la comida. El chef Martin Lippo corre a cargo de una carta de producto de proximidad y donde encontramos los platos que han hecho furor en los últimos años, cocinados de forma solvente y respetuosa con el entorno. 'Pokes', hummus, tatakis, tártaros, un menú de mediodía más que recomendable y platos pensados ​​para los niños. ¡Ah! El local también es 'pet-friendly'.

Monsieur Bistró es un bar restaurante dedicado a la cocina de mercado catalana pero sobre todo francesa. Está en la plaza Carme Monturiol, cero coches. El local es muy luminoso y tiene una terraza exterior que los niños no terminan. Esta sumada a los metros cuadrados de la plaza... pista libre para divertirse sin riesgo alguno. Ofrecen un menú mediodía semanal, tapas, tablas de quesos, ostras, foie gras, bocadillos 'currados' (de buey burguinyon, por ejemplo) y platos especiales de marcado acento francófono (huevos Meurette, por ejemplo). ¿Se olvidan de los postres? ¡Ni hablar! Aquí se marcan maravillas como el fondant de chocolate y frambuesa o el clásico pastel Tatin. Para beber, cervezas artesanas y una excelente carta de vinos con referencias francesas incluidas, por supuesto. De vez en cuando, organizan conciertos o sesiones de DJ. El ambiente es siempre relajado y acogedor. Desde que abrieron en 2019, es el punto de encuentro vecinal de la zona.

Todo empezó con el proyecto de remodelación de la plaza de la Infancia, donde la 'troupe' Karli formó parte del mismo mediante un proceso participativo con el Ayuntamiento y la red vecinal. Para dinamizar más la plaza y convertirla en un centro de cohesión social del barrio, se constituyeron como asociación y convirtieron a un local vacío en sede, espacio familiar y gastronómico. Aquí realizan actividades de todo tipo dirigidas a familias y niños: actuaciones de circo, talleres, cuentacuentos, música en directo, etc. Hablamos del bar-restaurante; el chef Manel Arnau se ha propuesto potenciar una alimentación variada y equilibrada, con opciones veganas, vegetarianas y sin gluten. En la carta encontrará platos del día, tapas, ensaladas, pizzas en la pala y platos infantiles (fingers, macarrones, canelones, hamburguesa, bikini-brioix y albóndigas). El local tiene un rincón de libros y juguetes para los más pequeños, terraza y acceso directo a la plaza, que cuenta con mobiliario urbano infantil.

El Sal Mar forma parte de la estirpe restauradora de Ca La Nuri. En este establecimiento ofrecen gastronomía mediterránea enfocada al público local: arroces y pescado fresco a precios no abusivos, con el toque maestro del chef David Noguera, hijo de la casa. En la carta también encontraréis propuestas internacionales; ensalada César, burrata con tártar de tomate y pesto, tacos de pollo, ceviche de salmón, etc. Tienen terraza sobre la arena de la playa, muy cerca de la pirámide de cuerdas del Espigón del Gas, ideal para disfrutar de una sobremesa tranquila mientras los niños juegan.

En la antigua fábrica textil de Can Batlló, convertida –con éxito– en un espacio vecinal autogestionado desde hace años, siempre se cuece algo. Lo mismo ocurre en el bar restaurante que hay dentro del recinto, en la parte que da a Gran Via. Se llama Cantina LAB, es una cooperativa y tiene una terraza donde se hace de todo: calçotades, vermuts musicales, DJ sets, cine al aire libre y cualquier evento digno de ser celebrado. Por si fuera poco, de la cocina salen menús de mediodía, tapas y platillos a precios enrollados. Si es un grupo mixto de carnívoros, vegetarianos y veganos, aquí encontraréis opciones que contentarán a todo el mundo, y los niños tendrán metros cuadrados exteriores de sobras para correr, saltar y hacer el cabra sin molestar a nadie.