Colmado Wilmot
Foto: Irene Fernández | Colmado Wilmot
Foto: Irene Fernández

Los mejores bares de tapas de Barcelona

En estos bares y restaurantes encontraréis algunas de las mejores tapas de la ciudad

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Para muchos, los bares de tapas son una religión y una excusa para reunirse con amigos y pasar un buen rato. Pueden ser un aperitivo perfecto para una cena opípara, o un festín variado que se justifica por sí mismo. Las tapas son las reinas de los bares y del buen comer y beber (con especial querencia por patatas bravas y croquetas). ¿Dónde comer las mejores de Barcelona? Os recomendamos que os dejéis guiar por esta lista de bares con tapas infalibles. ¡Viva la tapa! Y ojo al dato, que no es una leyenda urbana: ¡en Barcelona todavía quedan sitios que con la bebida todavía te ponen una tapa gratis

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Time Out Market Barcelona
  • Bares de tapas
  • El Gòtic

Nuri y su marido Jordi abrieron el Bar Núria en Poblenou en 1962, después de haber aprendido a cocinar las recetas de su madre y su abuela. Tras 60 años y tres generaciones, Familia Nuri reabrió el Bar Nuri en la Rambla de Poblenou en el 2022, en cuatro días se posicionaron como bar local favorito de los vecinos del barrio. No es ningún misterio el porqué: en el Nuri encontrarás todas las tapas icónicas y básicas que te esperas de tu bar local –tapas de bandera, que llaman ellos– cocinadas con la solvencia marca de la casa: unas croquetas de campeonato, unos calamares a la andaluza frescos y bien fritos, una ensaladilla rusa preparada como Dios manda... ¡Raciones para compartir que hacen que los tenedores vuelen de plato a plato como aviones de reacción!

  • Bares de tapas
  • Camp d'en Grassot i Gràcia Nova
  • precio 2 de 4
  • Crítica de Time Out

Cuando el restaurador Kim Díaz se pone manos a la obra (Bar Mut, Muticlub, Entrepanes Díaz), no se pone por poco: la Bodega Solera, abierta en verano de 2023, es la interpretación que hace Díaz de la taberna gaditana cruzada con el bar de vinos a la francesa. Cerveza bien tirada y una carta de vinos majestuosa con 650 referencias. Otra misión de la Solera es la de reivindicar el vino de jerez. ¿Comer? Mucho y bien. ¡Tienen un cortador de jamón con titulación! Hay una pizarra luminosa en la que conviven delicias del sur como montaditos de regañá –sí, el lacito de pan– con ensalada rusa y anchoa, con una ensalada de tomate de Barbastro –marinado en AOVE hojiblanca y cebolla adobada– y un canónico y catalanísimo fricandó de 'llata': un repertorio amplio y versátil, tan apto para comer algo rápido como para aposentar los codos en el mármol y vivir la vida. No os perdáis el caíllo, montadito de guiso que solo hacen en Caravaca de la Cruz y aquí. 

  • Bares de tapas
  • Sant Antoni
  • Crítica de Time Out

Jaume Marambio y Vicky Maccarone, del aclamado restaurante japonés-mediterráneo Alapar, han abierto una vermutería excelsa. La dirige el hermano de él, Sergio, excelente coctelero. Cervezas, vinos, cócteles y una veintena de vermuts catalanes, vascos, españoles e italianos. En lugar de sifón, los mezclan con tónicas. Para comer, platillos para compartir (ostras del Ebro con salsa ponzu, matrimonio, caballa marinada y ahumada, sándwich de rusa), y tres bocadillos planchados; de fricandó con pepinillos; de papada confitada, queso y mostaza; o de sobrasada, queso de Maó y miel. Sí, estáis en una micro-vermutería con un aforo limitadísimo, pero no os vayáis sin probar el flan con vermut Lustau. Tienen otro local en la acera de enfrente: Vilamarí, 3

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  • Bares de tapas
  • Sant Gervasi - Galvany
  • Crítica de Time Out

John Wilmot fue un poeta inglés, aristócrata y libertino, que se adelantó al Marqués de Sade. También es el nombre que Eugeni de Diego –uno de los ex-jefes de cocina de la era gloriosa de ElBulli– ha puesto a su bar de tapas: Colmado Wilmot. "Quería huir de la idea del colmado y el bar castizo, ponerle un toque internacional. Pero que fuera de cariz popular, y donde cualquiera pudiera venir a pasar un buen rato. Soy de Badalona, ¿sabes?", explica el cocinero-empresario.

Define Wilmot como "como un puto bareto donde puedes salir por 20 euros comiendo tortilla y capipota, pero donde te podemos añadir angulas a los huevos fritos". Y aunque todo parezca aparentemente sencillo, de Diego sonríe pícaro. Y me pone ante mí un pincho de tortilla de patatas con gambas en el ajillo, que devoro deseoso. Breve y bueno como un pecado de lujuria, con el zumo del ajillo y las cabezas de la gamba amalgamados con el caramelo de cebolla y el huevo. 

Ojo con los sofritos. Los callos y 'capopita' de la casa son una maravilla gelatinosa y de confitura de tomate en el punto justo de picante, y así también las albóndigas Strogonoff. Y por supuesto, esto es el paraíso del vermut, con sardinas, gildas, boquerones y anchoas, y una salsa de aperitivo del Maresme casera.

  • Bares de tapas
  • Sant Antoni

Francesc Beltri y Nicolás de la Vega, chefs y copropietarios del restaurante creativo y con una estrella Michelin Slow & Low de Sant Antoni, han convertido un antiguo bar de barrio humilde y familiar en un establecimiento dedicado a la tradición culinaria catalana y castellana excelente, que se codea con los mejores de Barcelona. La carta es corta; tres opciones de plancha, dos escabeches, dos ensaladas, tres fritos, dos guisos y dos postres. Esta varía con las temporadas y no tiene platos fijos. Sin embargo, siempre encontraréis clásicos de lagrimita; mejillones en escabeche, albóndigas, 'cap i pota', fricandó... Los precios van desde los 3,5 euros de la gilda hasta los 15 euros de los 'sepionets'. Pese a ofrecer espumosos, blancos, rosados ​​y tintos de bodegas catalanas y españolas, los chicos tienen una especial predilección por los vinos generosos de Jerez. Tampoco faltan por ser imprescindibles el licor café, vermut, ratafía, pacharán, anís, brandy ni el orujo. Con terraza.

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  • precio 2 de 4
  • Crítica de Time Out

Justo frente al mercado de Sant Gervasi, en el corazón del Putxet, encontramos este "híbrido de bodega de mesa alta y bistró", en palabras de su propietario, Ricard Torres, empresario de hostelería con toda una vida de experiencia en grupos de restauración (17 años en Tragaluz, por ejemplo). Garum es la idea que tenía Torres de hacer un restaurante con un toque personal, pensado para el vecino del barrio. Y donde antes había un garaje, ahora está este restaurante de cocina catalana, abierto a finales de 2024, que se mueve con mucha solvencia entre el bar de vinos
–tienen 200 botellas a precio de tienda, con un pequeño suplemento por descorche–, la cocina de platillo, el bar de tapas y vermut y el menú de mediodía.

Lo probamos con algo tan amortizado como una croqueta: hacen una de fricandó y no hay trampa. Preparan una cazuela de guiso, la enfrían, la cortan con bechamel y la rebozan. Buenísima. Igual que los buñuelos de bacalao, donde se nota el pescado desmigado. Los platos calientes y los guisos valen mucho la pena, ya sea un curri de pollo al estilo tailandés –con muslo de pollo de payés deshuesado– o recetas que la rueda de las modas aún no ha olvidado del todo: un sabroso atún en escabeche con setas de temporada, por ejemplo. 

  • Bares de tapas
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • Crítica de Time Out

Can Bo hace referencia a Francesc Cambó, una de las figuras políticas clave del catalanismo del siglo XX (para algunos, un gran político con ambiciones regeneracionistas; para otros, un personaje nefasto). Este restaurante, ubicado en el hotel Grand Central, pero con entrada independiente, se encuentra en la Casa Cambó, un edificio novecentista que fue su residencia privada. Entrad en el vestíbulo y os sentiréis como en Chicago; el político encargó el edificio a Adolf Florensa tras una visita a la capital de Illinois, fascinado por la nueva arquitectura emergente después del gran incendio de 1871.

Sea como sea, donde no hay discusión posible, es en la excelencia de la cocina, a cargo del chef Lorenzo Cavazzoni, asesorado por Oliver Peña, chef Michelin de Teatro Kitchen Bar con una larga trayectoria bulliniana. Nos movemos en el terreno de las tapas de autor: Peña, un cocinero con un sexto sentido para el hedonismo fino, propone platillos entre lo clásico y lo de moda, con guiños a la cocina popular. Un buen ejemplo: un salpicón de pez limón que se apura con patatas chips, buenísimo, o una lengua de ternera con salsa verde y verduritas confitadas. En terreno caliente, valen mucho la pena unas albóndigas de ternera madurada, un puñetazo de sabor, o unos canelones asados con pollo, cerdo y sesos de ternera que aportan melosidad. Sí, también hay todo un repertorio más estándar —estamos en un hotel— pero Peña no olvida poner al alcance del turista un suquet de pescado en formato tapa. Cavazzoni le pone el alma del norte de Italia: unas alcachofas cacio e pepe o una presa ibérica con salsa tonnata que te hacen bailar la tarantela.

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  • Bares de tapas
  • Sant Antoni
  • Crítica de Time Out

Este es el bar de Mathieu Pérez, un chef de Perpiñán con muchos años de carrera que tuvo un bistrot de éxito en París y un proyecto arriesgado de vinos naturales en Ceret, el Percheron. Fue el jefe de cocina durante cinco años del Bar Brutal, y a mediados del 2023 decidió abrir Señora Dolores en Sant Antoni; un bar de tapas donde se dedica en cuerpo y alma a las frituras de autor. ¡Y cocina con una máquina de churros! Lasaña rebozada, churros de patata brava, ñoquis, lentejas guisadas con pies de cerdo y tocino... No sufráis si no queréis fritura, pues la mitad de la carta es cruda; ensaladas de encurtidos, bistec tártaro o pescado crudo, por ejemplo.

  • Catalana
  • Gràcia
  • precio 2 de 4
  • Crítica de Time Out

Este es el proyecto personal del maestro del chup-chup y asesor gastronómico Josep Maria Massó. El cocinero que abrió el Bar Cañete ha puesto todo el corazón y estilo en un negocio que ha abierto en asociación con el cocinero (joven, de 1993) Àlex López Lamiel, que ha pasado por Cañete, Àbac o Nandu Jubany. Recuperan el espíritu de tapa y barra desenfada del Cañete, pero con un pie más en el mercado y la casa de comidas catalana que en la taberna castiza. Además de lo popular encontraremos aires clásicos de alta cocina con un giro informal: los raviolis de liebre tienen una demi-glacé y una potencia de cocina de caza alucinante. El Tangana es un lugar para hacer tapas de las buenas a precios contenidos y también para compartir principales.

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  • Bares de tapas
  • El Clot
  • precio 2 de 4
  • Crítica de Time Out

"Cuando abrimos un local, nos gusta estudiar el barrio y darle lo que creemos que necesita. Cuando fuimos a pasear por el Clot, veíamos a las abuelas en bata comprando en el supermercado. Y quisimos enfocarnos en eso: un lugar donde tanto mayores como jóvenes se sientan a gusto", explica Martín Pimentel, chef. Y eso es lo que han hecho en Casa Pepi: construir un bar de tapas/casa de comidas inspirado en el kitsch de la bata de boatiné y en el universo almodovariano de 'Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón'. 

En realidad, estamos ante una actualización de los bares de tapas/casas de comidas de toda la vida, esos que ofrecían buena cocina de fusión. Sí, fusión entre Cataluña, Andalucía y Galicia, como en cualquier buen bar veterano de L'Hospitalet, pero con su toque diferencial y personal. Aquí la propuesta empieza con platillos para compartir, con la frescura característica de la casa –como una ensaladilla rusa con piparra– y guiños a lo popular de siempre. Por ejemplo, unos 'soldaditos' de bacalao –lomos de bacalao con un rebozado ligero, que demuestra el oficio de quienes han elevado el pollo frito al olimpo culinario– o unos huevos rellenos de atún, un entrante tan olvidado que, si lo quieres, te lo tienes que preparar en casa. Los principales siguen este sincretismo popular: uno de los éxitos de la casa es la oreja gallega con romesco, o una maravillosa presa ibérica curada que reposa sobre un lecho local de patata enmascarada.

  • Cervecerías
  • Sarrià
  • Crítica de Time Out

Esta bodega de aires madrileños y andaluces surge de la colaboración entre los chefs Víctor García y Omar Díaz (Bar Omar) y del creativo Enric Rebordosa. Podría considerarse casi como museo dedicado al concepto de Javier. No sólo a los Javiers famosos de nuestra cultura, sino al prototipo de Javier que todos tenemos en la mente: aquel que viste con mocasines de color marrón, simpatiza con partidos de derecha y es la pesadilla de cualquier almuerzo de Navidad. La diversión no sólo se refleja en la decoración, sino también en la carta, que ofrece una variedad de bocadillos, escabeches y banderillas sumadas a postres de toda la vida, como el flan y las torrijas caseras. 

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  • Sants - Montjuïc
  • Crítica de Time Out

Esta pequeña bodega, abierta en 1927, ha cambiado de dueños y nombres varias veces, pero siempre ha mantenido su esencia. Ya os lo podéis imaginar; botas de vino, neveras antiguas, paredes amarillentas y mesitas de mármol. Verónica y Gustavo, apasionados de la cocina y el vermut son sus nuevos dueños. Han restaurado el local y mantenido la buena fama del vermut de la casa (una mezcla de distintos de Reus) y de los platillos; capipota, bombas, albóndigas con picada y sofrito impecables, y boquerones ahumados. La selección de vinos a granel y embotellados es acertada. Los fines de semana es difícil encontrar sitio.

  • Bares de tapas
  • Can Baró
  • precio 1 de 4
  • Crítica de Time Out

Otra Montferry os preguntaréis. Sí, las hay en Sants, en la Barceloneta, en Navas y había casi en cada barrio de la ciudad porque era una franquicia que se sacó de la manga Pere Virgili, de Montferri del Alt Camp. A inicios de 2024 se hizo cargo la pareja formada por Laura De Muller y Fabio Lapignola. Ella con apellido de vermut de Reus, él un cocinero napolitano con facilidad para los guisos catalanes. Aquí se come y bebe muy bien y bien de precio: capipota con garbanzos, calamares guisados con judía pinta y huevo frito, croquetas excelentes, butifarra tinta al vino blanco... Un festival de carta y cuchara, ideal para compartir en alegre compañía.

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  • Sarrià

El Grupo Confiteria se planteó una tarea difícil: recuperar y renovar la esencia de la antigua y mítica Xarcu de la plaça Molina, con tanta historia vivida en el barrio, y lo ha logrado con éxito. La Bodega Molina combina tradición y modernidad tanto en la decoración como en una carta exquisita llena de tapas y platillos gourmets que hay que degustar. Desde los macarrones de la abuela o las albóndigas con sepia hasta un steak tártar ahumado con yema de huevo y piparra, pasando por los huevos fritos con sobrasada de Mallorca y una variedad de tortillas que hacen venir salivera. Puedes ir a cualquier hora del día, y comer dentro o en la terraza y al sol, te sentirás como en casa.

  • Bares de tapas
  • Sant Gervasi - Galvany
  • precio 3 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

El Bar Vint-i-Quatre significa el retorn de Carles Abellan, un dels inventors del bar de tapes modern de Barcelona, a primera línia. La reconversió del segon Tapas24 en Bar Vint-i-Quatre significa que ha tornat per la porta grossa i fent el que millor sap fer: platets per compartir, que en realitat són platassos, per l'encert dels sabors, un producte fantàstic i la ruptura d'algun convencionalisme (sense passar-se de rupturista). La diferència amb Tapas24? Doncs que aquí prima més el factor de plat de temporada que no pas el tapeig (encara que, per descomptat, es pot practicar amb solvència amb alguns clàssics com el bikini o la truita trufada o les seves meravelloses croquetes de rostit de pollastre), i que el caràcter és de bar restaurant molt arreglat, però informal, on pots sopar amb americana o sense. Un lloc que, com els bons de veritat, no sol fallar.  

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  • El Gòtic
  • precio 1 de 4
La Plata
La Plata

Las tres tapas imprescindibles de este emblemático bar donde deberéis comer de pie, ya os avisamos, son el pescado azul frito (no en vano, también se le conoce como Los pescaditos), la ensalada de tomate, cebolla y aceitunas y el pincho de morcilla. Nosotros añadimos una cuarta porque nos encanta, para atribuir más sentido a su apodo y porque, de hecho, aquí se acaba la carta de La Plata: el pincho de anchoas, lozanas y consistentes, ¡las mejores! ¿Para qué tener nada más si lo que hacen ya es bueno? Empezaron a freír pescado en 1945, o sea que son unos grandes expertos. ¡Buen trato, buena comida y buen vino!

  • Catalana
  • El Poble-sec
  • precio 2 de 4
  • Crítica de Time Out

Denassus tiene un nombre obvio y nos encanta: los dos socios y propietarios, Sergi Ruiz (nariz de oro 2014) y Alejo Mailan son sumilleres y aquí se come... ¡de narices! Este gastrobar abrió el verano de 2019, y desde entonces se ha establecido como un lugar de alto nivel hedonista en Poble-Sec. Ruiz y Mailan habían coincidido en el Bar del Pla –¡que como escuela no está nada mal! En la cocina se encuentra el chef Eduardo Orionda, que se hace cargo de una carta íntimamente relacionada con la selección de los vinos: unas 150 referencias, de las que se sirven una quincena por copas. ¿Y para comer? Huevos rotos con patatas fritas y cecina ahumada de León, o los maravillosos callos de la casa, por ejemplo. Ya acumulan en el zurrón platos icónicos y creativos: su croqueta de pato Pekín y la trucha trufada tienen fans.

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  • Bares de tapas
  • precio 2 de 4
  • Crítica de Time Out

El cocinero Aimar Córdoba es un enfermo de barra. Y cuando pudo hacerse cargo del bar junto de al lado de La Paloma, El Pollo, no se lo pensó. Córdoba es de Bilbao, y sus tortillas a la vasca (melosas, dulces, líquidas) desacreditan a los indocumentados del sin cebolla. El Pollo tiene el aire típico melancólico del garito harta pobres del barrio Chino, pero cuando llegan los platos se dispara la alegría: el producto es fresco y de primera, y la carta tiene un apartado de espectaculares platos de cuchara (merluza de gancho en salsa verde y judías de Santa Pau) que te los podrías encontrar en un restaurante clásico de Bilbao. Si os convence la propuesta de Aimar, probad Bar La Polla

  • Catalana
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 2 de 4
  • Crítica de Time Out
Un bar bonito de narices: una barra limpia de mármol blanco con cocina a la vista y tablas de taburete alto. Xavier Garriga, el amo, trabajó en bares de Madrid, donde aprendió a tirar la caña y viene de una familia que lleva la barra, la tapa y el vermut en la sangre (¡sus abuelos fueron los introductores del sifón en Girona!). Gente de alta gastronomía para hacer cocina de barrio a precios de barrio que podéis probar a mediodía en un menú de 16,50 €. Tienen unos mejillones al vapor excelentes y unos callos para llorar. Los platos fríos son una bendición en barra, como la ensalada de garbancitos con el punto de vinagre con tiralíneas. Vermut de Morro Fi, buena elección de vinos de la tierra en copas y tempranillo de tirador fresquito en porrón.
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  • La Barceloneta
  • precio 1 de 4
  • Crítica de Time Out

La Cova Fumada en la calle Baluard es un fenómeno que supera el ámbito gastronómico. Este restaurante popular de la Barceloneta no ha salido de la propiedad de la familia de Solé desde el año 1944, cuando abrió. Hoy está al frente Josep María Solé, y hasta hace poco no era extraño ver a la abuela Palmira pelando ajos y patatas en la entrada. Aquí no hay reservas que valgan: la gente, locales y guiris, hace cola y codos a partir de las doce en sus míticos portales de madera, para pillar un sitio. En su origen, era una taberna de pescadores a la que acudía la gente a beber –se traían su comida– y por los años 50, con la moda, empezaron a servir tapas calientes. Sed conscientes: en este sitio y unos pocos más está el origen de la bomba y los mejores desayunos de cuchillo y tenedor.

Aquí se inventó la tapa de la bomba

Dicen que en esta casa nació la famosa bomba de la Barceloneta. A juzgar por las riadas de gente que concurren es, seguramente, la mejor. Damos fe: mezcla magistral de patata y carne con salsa picante y alioli. Ligera, no cansa. Y ¿de dónde sale el nombre? "Un día un vecino que se llama Enric la probó y dijo: 'Esto es la bomba", explican. Para vosotros, historiadores de lo cotidiano.

  • Esquerra de l’Eixample
  • Crítica de Time Out

El Bar Roma se encuentra en una zona más bien desangelada, cerca de la avenida Roma, pero ya se encargan Gala Massetti y Jordi Saavedra de darle más vida a su tramo de calle. La pareja se conoció trabajando en diferentes aventuras restauradoras de Albert Adrià (Hoja Santa, Enigma, Tickets, etc.). Aquí te ofrecen desayuno (buenísima la pastelería), vermut, una buena selección de tapas, el plato y el postre del día. La ensaladilla con encurtidos caseros, piparras del Perelló y salsa vitello tonnato es un espectáculo. Otro hit es el sándwich de milanesa de ternera con tomate, lechuga y mayonesa con pan de bollo. El Roma tiene siempre las puertas abiertas para pop-ups simpáticos; vale la pena estar pendiente de sus redes sociales.

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  • La Barceloneta

La cerveza rubia de la casa es el acompañamiento ideal para sus sabrosas tapas. No tienen una selección muy grande de cervezas, pero lo compensan con sus deliciosas cañas en vaso 'pielsen', aquellos que parecen una flauta, con el vaso refrigerado y la crema de la birra consistente. No fallan nunca. Lo mismo ocurre con la comida: tienen un repertorio de tapas y platos más consistentes, como por ejemplo la ensaladilla rusa con atún picado, o el filete a la plancha con foie, que justifican el eterno retorno.

  • La Barceloneta
  • precio 1 de 4
  • Crítica de Time Out

¡Tapas, tapas y más tapas! La lista de clásicos aquí es interminable. Desde la ensaladilla, con pimiento asado, una de las más top de Barcelona, ​​hasta las raciones que no fallan nunca en un lugar así: albóndigas, bombas, bravas, pescado frito, croquetas (uno de los recomendados!)... y tantas y tantas otras tapas que hacen de este bar un templo de la tapa popular tanto para vecinos del barrio como para turistas que quedan maravillados en cuanto ponen un pie en el local.

Además, tienen una carta de recomendados donde podréis encontrar desde un gazpacho hasta un carpaccio de mojama más que buenos. Hace más de 60 años que existe y esto se nota en su arquitectura, presidida por la barra original de madera.

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  • Cocina creativa
  • Crítica de Time Out

Una fórmula infalible: vermuts y tapas creativas para el comensal intrépido, que quiere ir más allá de las croquetas. Un local agradable con un pequeño comedor, un espacio en la entrada con mesas altas y un par de pequeñas barras. Y una ubicación privilegiada en el barrio de Sants. La Mundana, que debe su nombre a una serie de platos del mundo que encontramos en la carta, todos revisados con imaginación y respeto: la voluntad de jugar con texturas y gustos sin dañar la esencia de la materia prima. ¿Ejemplos? Un carpaccio de cigala con mayonesa de yuzu, fresco y divertido; ¡o una lasaña de pies de cerdo con pistachos!

  • Bares de tapas
  • La Bordeta
  • Crítica de Time Out

Puedes ir a ver el fútbol y tomar una birra y unas anchoas (que limpian ellos), unas bravas buenas, una tapita de cecina (El Capricho) o la tortilla del día (que hacen al momento, jugosa, y hecha con huevos ecológicos). Puedes ir a tomar el vermú y aprovechar el solecito que toca en su terracita llena de barrio: en la plaza tranquila los niños pueden campar alegremente sin coches mientras los padres pican una ensaladilla rusa con ventresca, unos mejillones o tripa con capipota . Puedes ir a hacer un desayuno de tenedor o una cena de alegría improvisada entre semana, los platos que cocina Manoli son para mojar pan:
y albóndigas con sepia, fricandó, meloso de ternera, carrillera!

Cazuela de la buena. El hijo de Manoli, Jordi Marzo, después de trabajar en muchas cocinas reputadas, cogió los trastos y en 2017 regresó al barrio donde creció para montar su sitio: un rincón familiar donde todo el mundo se encuentra como en casa y se come de coña. ¿Por qué acabar siempre sucumbiendo al shawarma en vez de atacar con ganas un calamar relleno? En el Tramendu son espectaculares. Tienen buena pitanza (carne de Joan Casas, pescado del GranAzul, verduras de Pau Santamaria) y buena bebida (vinos de Cuvée 3000). Y los brazos abiertos y muy buen rollo, que es lo más importante.

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  • Catalana
  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 2 de 4
  • Crítica de Time Out

Abierto en octubre de 2022, Can Marlau es el primer restaurante propio de Ferran Soler, quien fue jefe de cocina de la Bodega 1900 de Albert Adrià. Y aquí el chef aporta todo el valor añadido de su trayectoria y know-how en un bar-restaurante gastronómico –esta es la definición que utiliza– donde encontrarás una cocina catalana de casa de comidas y tapas impecables, con toda la finura, técnica y producto que se espera de un bulliniano metido en lo tradicional. 

Soler apuesta por una carta que a primera hora del día solo enseña la patita, con desayunos de tenedor potentes y buenísimos –huevos fritos con chistorra, carita de cerdo, tortilla de bacalao y ajos tiernos...– y al mediodía aún gana más músculo y colágeno con cuchara, guisos y tapas. Este es un lugar para los rebañadores de pan en serie: su magnífico capipota –con judía blanca en lugar de garbanzos, que aporta mantecosidad– o una carrillera de ternera que el tenedor corta con un golpecito, son ejemplos de técnica aplicada a los sabores populares. Y su versión de la bomba de la Barcelona es de las mejores de la ciudad, sin duda. 

  • Bares de tapas
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 2 de 4
  • Crítica de Time Out

Contracorrent Bar es un bar de verdad -barra y minicocina-, y no un restaurante inmenso con taburetes altos y un cocinero Michelin diciendo que tiene un bar (y los precios son más de bar que de alta gastronomía). El chef siciliano Nico Drago -quien fue uno de los socios del O'viso y La Castanya, donde se podía comer bien por cuatro duros- y la sumiller Anna Pla se han formulado el reto "hacer un tapeo diferente con vinos naturales, pero apto para el barrio": la deliciosa calle Ribes en Fort Pienc.

Y a fe de Dios que lo consiguen: mezclando Italia y Cataluña, y  platos de cocina popular: ¡la ensaladilla rusa de pollo asado es domingo al cubo! Textura de ensaladilla rusa y sabor de pollo asado en una tapa de cinco euros. Drago es un maestro a la hora de hacer un puente entre la tradición catalana y su italiana: como un calamar a la plancha con salsa 'bagna cauda' -típica del Piamonte, con anchoa y ajo asado- que tiene un contrapunto mágico con los 'grelos', o un capipota a la parmesana. De todas formas es una carta corta y cambiante, temporada total: si se acaba un producto, pues tachado de la pizarra y listos. La carta de vinos naturales -más de cien referencias en un bar de barrio- promete muchos momentos de placer con amigos en una excepcional terraza.

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  • Bares de tapas
  • Nou Barris
  • precio 1 de 4
  • Crítica de Time Out
La Esquinica
La Esquinica

Tapicas con buena fama en esta taberna aragonesa, una de las referentes de Nou Barris. Como buenos maños, ¡aquí todo es rico! Destacan los chipironcicos, los choquicos, el morrico fritico y todo el resto de fritos que lo petan fuerte. También los tigres (mejillones rebozados) o los pimientos del Padrón. Las patatas bravas merecen una mención aparte: están en más de un top 10 y son muy apreciadas y, sobre todo, recordadas por su alioli contundente. Los fines de semana el local está lleno hasta los topes y es difícil conseguir una mesa. Tened en cuenta que no reservan pero sí dan tanda en la salica de espera.

  • Catalana
  • El Poble-sec
  • Crítica de Time Out

La Chana es pequeñita y estrecha, un bar de esos de arrimarse, de intentar poner un codo en la barra o el culo en uno de los taburetes clásicos de madera que acompañan a las cuatro mesas que tienen en el interior. Las paredes de la Chana lo dejan claro: son devotas del rock and roll más canalla. De los Fleshtones a los Meows, aquí no dejaréis de escuchar grandes guitarras y melodías. Desde que abrieron en 2014, aquí se come pescadito frito y las mil y una especialidades de la bahía de Cádiz, porque la jefa, Natalia, es de Sanlúcar de Barrameda.

La oferta es variada, excelente y a buen precio: de fritos, boquerón, chocos y cazón; de Barbate, la fantástica mojama, atún y la hueva de maruca; también hacen un salmorejo para chuparse los dedos y tienen chicharrón de Chiclana, morcilla, pringá y tagarninas. T
odo un festival gastronómico gaditano para quien tenga nostalgia y quiera quitársela con cañas bien tiradas (o vinos blancos de Cádiz, o manzanilla o barbadillo), rock y pescadito muy bien rebozado y frito a la andaluza.

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  • Bares de vinos
  • El Poble-sec
  • Crítica de Time Out

Otro bar de barrio que ha pulsado el botón de reboot es el Bar La Cañada. JuanPe González (Banda Municipal del Polo Norte), el 2022 reavivó esta espléndida barra inoxidable de 1980, en el Poble-sec más tranquilo, con la ayuda del actor-artista Nico Baixas y Lina Ruiz. "Reproducimos una manera española de entender el bar, con gente a pie de barra y buen producto de todo el mediterráneo", dice.

Ha juntado delicadezas frías (aceitunas de Bailén, atún ahumado de Murcia, embutidos de Salamanca, quesos artesanos...) con una carta de vinos a copas bien elegidos, y un par de guisos que hace su madre: deliciosas las albóndigas con recuerdos especiados de Casablanca, destino del exilio republicano de sus abuelos, o un muy suculento lomo de cerdo asado. Y mucha alegría de una clientela joven y farandulera que viene directa de Institut del Teatre. Atentos a su instagram, @lacanadabcn, que anuncia sus conciertos.

  • Vila de Gràcia
  • precio 1 de 4
  • Crítica de Time Out

Ni se trata de una pollería, ni está tan cerca de la parada de metro de Fontana, sino que es un bar de tapas hecho restaurante cercano a Joanic. Aquí Nil Ros (cocinero-propietario) y su equipo apuestan por la cocina catalana tradicional y por los platos más caseros con recetas de la abuela. Todo se hace al momento, y encontramos tanto platillos clásicos como tapas muy bien hechas. Incluso cocinan paellas.

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